El viento cruzó la ventana
golpeando sus hojas
en seco, en negro,
volando los visillos
y las letras en una cuartilla
que esbozaban recuerdos.
Su frío llegó al alma
de quien permanecía
a lomos del cansancio
de una vida trotando
en el tiempo…
El viento se aferró
al aliento último,
nadie lo pudo impedir…,
y salió, esta vez por la puerta,
vestido de madera fulgurante…
Una calma viscosa
dejo pasó a un sollozo
de la carne de su carne,
a quien aquel viento
rozó con descaro
Le susurró que volvería por él…
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
16-X-2014
Foto, Lines
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