No.
No es fácil escribir algo todos los días.
Y eso que temas, sobran. Lo difícil es desarrollarlos, y más difícil
aún, es hacerlo de forma que transmita
interés para el lector.
El
lunes en la radio, Sara Torre me
preguntó de sopetón que pensaba yo de la abdicación del Rey, y le respondí que
no estaba preparado para una respuesta sensata. Sigo sin estarlo. Creo que sigo
siendo un poco como “El Extranjero” de Albert Camus del que hablaba el otro día: ¿Qué sigue el
Rey? Bueno, pues que siga. ¿Qué le sustituye su hijo? Pues que le sustituya. ¿Es que el cambio lo
notaremos en algo los españoles de a pié?
Pues como no sea en las fotos de los periódicos… ¡Que ya está bien…!
Y
ahora es mi nieta Dafne, (por cierto, la mejor y más amorosa enfermera del
mundo), quien desde Tenerife me tienta a que escriba algo sobre la abdicación y
sus posibles consecuencias. Mira Dafne,
tu sabes que de política no entiendo, que además me da repelús, porque creo que
el poder hace prepotentes a las personas hasta el extremo de creerse
dioses. Se sienten ídolos. Pero no son
más que ídolos de barro, Y no; no me
gusta el tema.
En
la tele he visto manifestaciones con banderas tricolor clamando por una
república, y tampoco sé si eso sería bueno o sería malo. Creo que no lo sabe
tampoco la mayoría de quienes lo piden,
pero están en su derecho de opinar, y de manifestarse.
Yo
no soy monárquico. Tampoco estoy en contra. Los que presumen de entender dicen
que estamos manteniendo con nuestro dinero la fastuosa vida de la familia real.
Yo pienso que si es mucho lo que se les da, podíamos pedir que se les restringiera el
peculio. Pero claro, para eso, los padres de la política, los de un lado y los
del otro, y también los medio, y los que quieren entrar. tendrían que empezar
dando ejemplo. Y a eso no están dispuestos. ¿No es una auténtica comedia que se
disputen e insulten en todos los asuntos
que tratan menos en lo que ganan, que ni de coña lo nombran ellos por si
las moscas?
Yo
no sé muy bien lo que es una república. Ni muy bien ni muy mal; me pasa lo que
a muchos de los que creen saberlo. Pero tengo entendido que si con la república
le damos el pasaporte al Rey, tenemos que nombrar a un Jefe de Estado, que lo
sería en teoría de todos los españoles como en teoría lo es el Rey. El jefe del
Gobierno seguiría siendo como hasta ahora: También de todos los españoles
porque a estos no les queda otro remedio, pero
siempre mirando con ojos amorosos
a los de su partido.
A
ese Jefe de Estado y su familia habría
que mantenerle lo mismo que ahora a la Familia Real, pero con un agravante
añadido: Otras elecciones cada cuatro años también, con el gasto inmenso que
siempre acarrean. Y como además ellos saben que cada cuatro años los pueden
quitar, pensando mal, (y piensa mal, que acertarás), se darán prisa a embolsar
lo que buenamente puedan, también por si las moscas…
Total,
que dime tú que ganamos o qué perdemos con el cambio… Luego están los viajes
diplomáticos esos que sirven para
fomentar el comercio y la cooperación entre los países. Todos los reyes son
conocidos en todas partes, y gozan de más o menos simpatías, mientras que a los Jefes de Estado, tienen cada cuatro años que empezar por conocer al que esté de turno…
De
todas formas repito lo que le dije el otro día a Sara Torre: Yo no estoy
preparado para opinar con conocimiento de causa. Es decir, opino con el mismo conocimiento que
opinan otros muchos afirmando cosas que desconocen lo mismo que yo. Si tu
puedes abrirme alguna ventana por donde pueda ver más claro, te escucharé con
muchísimo gusto. Pero mientras haya colas inmensas de gente buscando trabajo,
hasta de los periódicos me da asco que gasten ríos de tinta en fotos de caras sonrientes…
1 comentario:
Ayer volviendo del viaje hablábamos sobre el tema y pensamos lo mismo que tú.También Dafne me parece un encanto.Besos,Chen.
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