sábado, 22 de marzo de 2014

LA MARABUNTA AFRICANA




            No habrá forma de detenerlos, porque no hay fuerza que empuje más que la del hambre. Y a ellos, los subsaharianos,  además de la fuerza del hambre les empuja la fuerza de la sed. Primero la de la sed auténtica, la del agua potable que es una necesidad harto escasa en sus países. Después la sed de una vida mejor, la sed  de  la superación a la que como humanos tienen perfecto derecho, la sed de…



            Supongo que cuando los países de Europa  colonizaron África, tampoco se preocuparon mucho los europeos de regalarles una caña y enseñarles a pescar como bien aconseja el proverbio chino. Mucho me temo que en lugar de regalarles una caña, les dieran  a oler la raspa del  pescado  para que los dejara medio narcotizados, en tanto arramplaban  de su suelo y subsuelo cuanto pudieron  llevarse a casa.



            Pero lo malo o bueno hecho en aquél tiempo, ya no lleva arreglo, aunque debería llevarlo si queremos tener la fiesta en paz. Si realmente se lo propusieran, a los mandatarios europeos no les sería tan difícil ni costoso enseñar a estas gentes a ganarse la vida dentro de sus propios países. Al menos de momento, y mientras van aprendiendo a valérselas por si mismos, se conformarían con una vida  bastante memos cómoda que la nuestra.



            Pero si hasta ahora Europa no se ha preocupado por la inmigración ilegal en España e Italia, es porque aún no le acaban de ver las orejas al lobo. Pero llegarán auténticas manadas de ellos, que arrasaran las ya famosas vallas de Ceuta y Melilla.



            Mientras tanto, para mitigar la sobrecarga de los Centros de Acogida, lo más cómodo  y barato  que le costaría  a nuestro gobierno, era fletar media docena de autobuses, y a medida que van llegando,  ir transportando africanos hasta la frontera alemana…

             Jesús González ©

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