Se puede decir que ya conozco lo
más importante de las "Islas Baleares". Me quedaba por conocer la isla por
excelencia, Mallorca. Fuimos y vinimos con una empresa alemana, "Airberlin", los
aviones pequeños pero muy nuevos, prensaditos, y casi solo hablan en alemán e
ingles.
El Aeropuerto me impactó por lo
enorme que es. EL hotel estaba en la zona del Arenal. Balneario nº1. La playa que
es enorme. Seis kilómetros, está dividida por balnearios, y tiene quince, y esa
kilometrada está llena de hoteles y urbanizaciones. ¡claro!, de todo el mundo
tienen que llevar gente para llenar todo eso. La playa muy larga, pero muy
estrechita. El paseo junto a ella de quitarse el sombrero. Nos han dicho que la
zona del Balneario nº6 es como si fuese Alemania. En enero, nos dijeron que
vienen excursiones a ver los almendros en flor como si fuesen en la península
los cerezos del Valle del Jerte. Aquí se dan muy bien además de los almendros,
los algarrobos, que se emplean en farmacia y dietética, los naranjos,
limoneros, higueras y albaricoques. En la sierra se dan muy bien los olivos,
pero como la recogida es manual se encarece mucho el producto.
Después de patear un buen rato
por la mañana, nos fuimos en autobús a Palma y como llegamos en tiempo de
carnavales, nos vimos el desfile que estuvo muy colorista, reindivicativo con
Coca-Cola y muy ecologista. Más de dos horas estuvimos de pié y una larga
caminata para coger otra vez el autobús, pues habían cerrado una parte de
calles.
Nos apuntamos a cuatro
excursiones, todas ellas seguidas, y de día completo. No me gustó mucho esta
experiencia, ya que había que levantarse muy temprano, desayunar y a las ocho y
cuarto estar montados en el autobús. Como no se llenaba te tenían de hotel en
hotel hasta completar. Tuvimos suerte con el tiempo,
menos mal que hizo sol, pero al principio mucho “vientirrinón”frío, y luego
“vientirrinín” menos frio.
La primera excursión fue
Valdemossa – La Granja. Saben vender muy bien lo de los tres meses que estuvo
Chopin, recién marchados los cartujos, con su amor, una escritora francesa, que
usaba pantalones, fumaba puros y sin estar casados, ¡una bomba! Nos dieron un
pequeño concierto y me gustó mucho Valdemossa, y sus cocas de patata, me tiene
intrigadísima, lo que menos me imaginaba era ver unos bollos redondos super-
esponjosos y parecidos a nuestros bollos suizos Lo que más me gustó fue donde
nos llevaron a comer: La Granja. Un lugar privilegiado. Toda esa zona entra
dentro de la Tramuntana, que es una
cordillera que protege a la Isla de los vientos fuertes.
II
La segunda excursión fue a Soller
en tren y tranvía. También está en la Tramuntana. Nos llevaron a una estación
donde cogimos un tren muy cuidado de madera y con asientos muy cómodos, iba
despacio y por parajes que me recordaban el Desfiladero de la Hermida. Pasamos
varios túneles, uno muy largo y llegamos a un pueblo precioso que era Soller. Allí nos dejaron un rato para que compráramos
“La mejor sobrasada” y luego cogimos un tranvía que pasaba por el centro del
pueblo que era una cocada, para
llevarnos a cuatro kilómetros al puerto. Fue una experiencia única. Pasaba
entre casitas con sus huertas llenas en esos momentos de naranjas y limones,
parando en el centro del puerto, recogido, pintoresco y con muchas lanchas de
pesca muy curiosas, muchas terrazas al socaire del viento y con vida. Allí
comimos en un restaurante al borde del mar. Por la tarde nos llevaron a ver el
palacio del Archiduque austriaco primo de Sisí, Luis Salvador, que sabía once
idiomas y que compró casi toda aquella zona. Se llama "Miramar", junto a un
acantilado de vértigo y donde está la roca horadada. Fuimos viendo toda la
costa con sus privilegiados que tienen casa por allí, ya que no se puede
construir más, por estar protegido. Era una zona muy bella.
La tercera fue a Alcudia,
Fomentor y Pollensa. A mitad de camino nos pararon en Inca, la ciudad de la
piel, para ponernos los dientes largos. Allí encontré la chaqueta de mis
sueños, pero como valía más de quinientos euros, la volví a dejar con mucho
cuidado en su sitio. En Pollensa nos hicieron un recorrido por el pueblo y
después nos llevaron al cabo de Fomentor, donde había un mirador en una roca.
Para llegar reíros de los Lagos de Covadonga. Nos llevaron a comer a un
restaurante muy grande y bonito con jardines y por la tarde un paseo por la
ciudad amurallada de Alcudia. ¡ah, y también un rato a la playa de Fomentor,
entre pinos y más pinos, donde dos parejas trataron de robar dos bolsos a otros
señores de otra excursión, y al bajar
vimos a la Guardia Civil, que ya los había parado el coche. Sí, fuimos
aleccionados todos los días sobre los dichosos robos.
La cuarta excursión era, y no
podía ser de otra manera Cuevas deñ Dracj y Hams. Nos llevaron a Manacor y
pararon para ver la fábrica de perlas Majórica. Ni que decir de las maravillas
que se hacen ahora y la exposición de collares antiguos.
La cueva del Drach es majestuosa, enorme y como casi todo el
mundo sabe va a dar al lago Martell, donde hay una rampa grande llena de bancos
y te dan un concierto con barcas que salen de entre las rocas y con una
iluminación preciosa. Vimos también Portocristo, que me encantó y donde había
una tienda muy grande con” Perlas de Mallorca” con precios que no tenían nada
que ver con las Majóricas. ¡Lo revalorizado que tengo mi collar de hace muchos
años! Ji,ji,ji…
Por la tarde nos llevaron a ver
la cueva de Hams. Es mucho más pequeña, pero preciosa y también tiene un lago
pequeño en el que también te dan un concierto con música de Mozart, y barquita
iluminada.
El domingo nos fuimos otra vez a
Palma y escuchamos misa en la Catedral tan majestuosa con sus vidrieras y gran
rosetón. Me gustó mucho y te deja anonadado el puerto con sus yaaates y más
yaaates “un mar de yates”. Casi todos de alemanes según nos contaron.
Lo más principal aquí queda como
una pincelada para el recuerdo.
Mª Eulalia Delgado González ©
Marzo
2014
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