sábado, 10 de agosto de 2013

LOS GUARDIANES DE HADES




  El cancerbero guarda la propiedad de Hades con sadismo.

  Lleva  una cadena tan gruesa al cuello como la de  los galeotes  en los tobillos.

  Llega un vehículo con gente foránea.  El cerbero abarca 150 grados: ya hacia la derecha, ya hacia la izquierda;  las fauces ensalivadas llegan  a la luna del coche.  El chófer con reflejos divinos pulsa el botón.  Los alaridos han despertado a Hades de su siesta.  Con su  espada mutila la lengua del can, mientras con el taco hace trizas el cristal derecho.  El  can sigue dando saltos de dolor y frustración sobre su vientre, y vierte surtidores de sangre ardiente.

  Hades silba al segundo can.  Parece que la atmósfera en el interior del coche  va a suavizarse pues éste parece más apuesto  más joven y más liviano.  Sujeto con una correa elástica salta al techo del automóvil.  Introduce su hocico por la luna estrellada.

  Los cristales que permanecen  en las hendiduras  sierran el lomo del can: chorrean sus venas y las de la pasajera de atrás.  Hades intenta liberar a su cerbero, pero éste cegado por el dolor, sigue aferrado a la yugular de su prometida.

       San Vicente de la Barquera, a 9 de agosto de 2013
                                          Isabel Bascaran ©

No hay comentarios: