ASIENTO INDIVIDUAL
CON RESPALDO Y CUATRO PATAS.
Viste de forma
zarrapastrosa. Sus gafas pertenecen a la
época antediluviana. La cara áspera, el
entrecejo fruncido, los labios enojados ante la injusticia. Piensa que
la vida no merece acicalamiento; total, para sembrar semillas a los
patos. No va a pasar ningún inspector de
pasarela…
Odia la actitud
antifraternal. ¡Malditos
correligionarios1 Les dirige una mirada
aviesa al tiempo que les ofrece un pastoso retortijón.
Amanece; la luz del
sol es fragmentado por un rojo chillón.
ASIENTO INDIVIDUAL
CON RESPALDO Y CUATRO PATAS.
Las cuatro patas le
dan alas para moverse: admira el maravilloso mar sentado a su vera. Su semblante es ahora risueño, bonachón; su
indumentaria juvenil y airosa. Su corazón
ha resucitado. Es el MESI en el grupo de
los tunecinos. En la refrescante
estancia africana adornada de cerámicas, juega al BACKGANON. Va educando
sus papilas gustativas con té de hierbas, y Kebab. Cada día nos muestra más su felicidad. Camina con paso alegre: se ha vuelto en
mochillero universal y exótico con su bermellón asiento.
Ha ido extrayendo, poco a poco, la puñalada trapera que le propinaron sus vecinos…
Vuelve al parque y coloca firmemente el ASIENTO INDIVIDUAL
CON RESPALDO Y CUATRO PATAS. Así,
quizás, algún día, griten desentumecidos: ¡EUREKA!
Y con los ojos enamorados de Suecia y el paso ligero va a
apuntarse a algo nuevo.
San Vicente de la Barquera, 16 de
agosto de 2013
Isabel
Bascaran ©
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