ROMANCE PARA LA SGAE

I


Leído “El contrabandista”,
José  Zorrilla, el poeta,
conseguí facer romance
del encargo de una empresa,
que de agobio le servía
leer de acuse unas letras
que al pronto hicieron recibo;
“Derechos de autor colectan”...


II


Hacen camino y cabalgan
disfrazados y pulidos
de la SGAE, los valedores,
que en la puerta han exigido
el devenir de cobranzas
que causaron sin sentido.
Aplican, espada en mano,
más de un diezmo, consentido,
que nos pareciera mucho
después de haberlo leído.
¿Serán hartos los autores,
por todo lo aquí pedido?



III



Habéis de saber, señores,
que ya se pagó el vestido,
los coches y al ingeniero,
los zapatos y aditivos,
por eso nos preguntamos:
¿De autores pago infinito?
Tasas en televisiones,
CEDÉS, copia en lo ya escrito,
y en las radios otro impuesto
y un gravamen emitido
que antes llegó a los autores
sin mediar otro testigo. 

Hay pregunta sin demora,
pagué antes y ahora mismo,
en pagos multiplicados
hasta volverme mendigo;
¿Podré negar ese pago
si todo aparato quito?
¿Puedo emitir solamente
las obras libres de arbitrio?
¿Subsistiré sin los cantos,
sin las artes y los mitos?
¿Bajarían los gravamen
que aparecen abusivos?

Quisiera que lo entendieran.
De la música que emito,
pues del “CEDÉ” pagué el canon
que muestro con “autorizo”,
solo usaré los lectores
sin radio, lo certifico…
Daré teles y emisoras,
pondré sonrisa en mi sino
rebajaré los “menúes”,
y será el cliente mi amigo,
que hará de SGAES altares
no cobrando en “el mi oficio”.

Todos preguntan qué importe
reciben los instruidos;
¿y si leyeran mis letras
que con humildad escribo,
deberían de pagarme
más de un diezmo si lo firmo?,

y es que nací a los “derechos”
en un parto de grafito.
Si no, moriré del hambre
y el empresario conmigo.
Muere esta autora, y pagando,
hasta la empresa, ¿es delito?


Ángeles Sánchez Gandarillas ©
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