domingo, 2 de junio de 2013

LA ANGUSTIA DEL INSOMNE


La puerta al pronto me tragaba,
y mi temor crecía por momentos,
a pesar de creer que un ángel de suave voz me precedía.
Si no iba al infierno -que no existe-
sí que marchaba al precipicio de la duda,
de ignorar el fin y la distancia.

La puerta quedó atrás
y me nació la angustia…
Sentí un abrazo
y al pronto fui cautivo
en un espacio estrecho.
Me alzaron una mano
y sentí el frío colándose en mis venas
gota a gota,
y llegó la dulce ausencia…

Elevaron a mi cuerpo con esmero
entre ecos de vacío y blancura iluminada,
y me taparon con palabras
que sucumbieron en mi oído
buscando el último reposo.

Recobré la noción
y nací al desencanto de volver a la tierra,
y saberme acostada en vez de perecida.

Salí así, del aséptico quirófano
en un lecho sobre ruedas,
y, entre quedos pasos,
retorné al camino de la angustia.

No quería revivir,
pretendía retornar al sueño eterno. 

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
27-V-2013

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