lunes, 3 de junio de 2013

LA VEREDA DEL ADIÓS


Las veredas atraviesan las distancias
y repiten, como espejos,
las historias de las almas
que desangran corazones
empañando los cristales de la vida
y hasta quiebran la esperanza. 

Son veredas que se alejan con nosotros
y que llevan en sus hombros a los nuestros;
nos llenaron de emociones enlutadas
y de vacíos.
¿Dónde están esas veredas que se van al infinito?,
¿dónde están?

Invisibles,
son caminos recorridos
por sus trechos y entresijos,
y evidencian la extinción,
y que no hay vuelta. 

Mas,
en la orilla del trayecto
nacen flores y susurran nuestros mares,
y allá arriba,
más allá de las montañas y sus bosques,
iluminan las estrellas
y la nieve es el verano
en los brazos de un amigo.

Hay ternura en la caricia de una rosa,
y es posible, amparar las realidades
fabricando una quimera
acunado con el aire de la rías,
o dejándose mecer en duermevela
por el agua de los ríos.

Vive el tiempo, da los pasos en presente
y si acaso se nublaran nuestros ojos,
que nos sirva esa borrasca para ahogar nuestra desdicha.

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
31-V-2013

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