miércoles, 20 de febrero de 2013

FUEGO


 
Eres fuego
y te oigo crepitar pausadamente,
centinela de ese amor, que sin medida,
acogiste entre tus brazos con la esencia poderosa de la madre,
siendo nana que acunara con cuidado
las sensibles melodías
de miradas cielo, musgo y de salinas
remansadas en la ola de la orilla...
 
¡Ilumina tu sonrisa que es la vela entre las sombras!
Fuiste cuna de la vida prosperada entre tus manos,
y quisiste sujetarla,
y sentir que siguió tuya,
mas, creció
y se filtró entre las rendijas de tus dedos,
voló sola. Fuiste guía, no suspires.
Es la vida.
 
Eres fuego y energía que transpira en tu palabra,
que consuela en la defensa,
defendiendo una batalla de Quijotes,
de inocentes,
desvalidos,
en lo injusto...
No comprenden tus desvelos ni ese amparo formidable,
y te niegas el descanso;
reflexiona y equilibra tu presente,
siguen solos en su historia y no es la tuya.
¿Lo percibes?
Es que piensan otra cosa porque... somos diferentes.
 
Fuego eterno de ternura dormitando en las povisas
y que ahora, he conocido.
No te inquietes;
nada sé de tus ternuras,
nada sé de tu tibieza,
nada sé de tu cansancio,
ni de abrazos que pedías, silenciosa,
“que lo oculto en tu crisálida”,
y que tampoco, nada sé de la Ana mariposa.
Solo sé que eres el fuego,
y casi, casi, para ti fui... una poeta.


Ángeles Sánchez Gandarillas ©
18-II-2013

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