Acabo
de leer en el Diario Montañés de hoy, (5 de Febrero de 2013,) que los Jueces de Manos Limpias condenaron en
Italia a 1.300 políticos, (mil trescientos,) por corrupción. Y a continuación
en letra más pequeña, añade que no ha servido de nada porque los escándalos se
siguen produciendo casi a diario.
Leí el
título por casualidad. Solo el título, porque hace mucho tiempo que
cuando miro los periódicos, sólo leo
eso, los títulos. Y los miro muy pocas
veces. Los disgustos que me lleguen por sí solos, no correré yo tras ellos.
Me
quitaron la afición de leer periódicos los políticos. Me dan auténtico repelús.
Dicen ellos que no hay que generalizar. Pero son precisamente ellos quienes hoy
uno, mañana otro, lo van generalizando. Y como cada poco se descubre un
chanchullo, hay que suponer, o al menos sospechar, que de los que todavía
consideramos limpios, han de ir apareciendo muchos con la mierda hasta el
cuello. Y lo triste es qui ningún partido se salva. Se ve que la honradez no milita en ninguno.
Yo
comprendo que debe de ser dificilísimo no caer en la tentación cuando se tiene
tanta oportunidad, y sobre todo pensando que las cosas nunca se van a saber.
Pero se saben. Y aún cuando todo los
acusa, tienen la cara dura de hablar en público defendiendo su
honorabilidad. ¿Su honora… qué?
Yo
no se si los que leéis los periódicos, habéis leído que alguno de estos
gandules haya devuelto alguna vez lo robado. Seguramente es que soy mal
pensado, pero creo que lo más que les ha caído, son unos meses de cárcel y
después a disfrutar. Pero los que fueron a la cárcel creo que se cuentan bien
con los dedos de una mano.
Tampoco
entiendo la lentitud de la justicia. ¿No
se llevará una participación el juez que alargue la cosa hasta se haya sobreseído
el asunto? ¿Y por qué existe el
sobreseimiento, cuando Dios, que es todo justicia según nos cuenta el catecismo, no nos ha
sobreseído ni del pecado original, del
que ninguna culpa tenemos? ¿Qué es lo que no funciona, que yo no lo entiendo?
Por favor explícamelo en el apartado “Comentarios”.
Jesús González ©
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