sábado, 23 de febrero de 2013

AMIGO...



Amigo, ¿qué te voy a decir?

Cuando hablamos, ya no pronuncias la esperanza entera, solamente una parte. Hablas de ella en pasado y no la transcribes en palabras, mas, me llegan algunas que crees invisibles y otras que se te escapan de soslayo. Dices que no habría más amor en la eternidad, y sin embargo, huye el suspiro perpetuo, e intentas razonar aquel tiempo en que volaron mariposas de amor con alas resecas y te dañaron por dentro y por fuera; te hirieron tanto, te heriste tanto, que compraste una fantasía a precio de... ternura.

Y crees llorar en los recuerdos inmerecidos que se van en las ventoleras de tu invierno y se hielan en las nieves y en los hielos. Me pregunto: ¿a dónde te diriges acompañado de una imagen en la pared, o en el humo de una chimenea llena de cenizas y de telas de araña? Fue un amor no correspondido o que se distanció, hoy vacío, rancio y escalofriado.

Tu corazón latió en aquel tiempo y ahora, también late, óyele, en otro ritmo, en otro amor que te recoja y dé la mano del rescate...

Reencuentra las palabras al oído y salva a otro querer tras los sones palpitados que iluminen tu viaje de paisajes, de vida, y te devuelvan a tu esperanza repleta de silencios para sentir y buscar el deseo de vivir. Deja ese baile acompasado de distancia que retrasa tu existencia...

La esperanza es inagotable, siempre está, y quizás traiga a la realidad de otro amor más fuerte, más grande, más de ti.

Mientras te escribo, escucho una música lejana de “Fito y los Fitipaldisy caigo en la tentación de adaptar parte de la letra; querido amigo: ¿Qué te voy a decir?...

“...Que te voy a decir si yo acabo de llegar, si este mundo es como el mar. Y te dejo renacer y no tengas que inventar un beso que no te dio...Y cada boca tiene un sabor y sus huesos no los tapó tu piel, por eso ahora dirás: perdona tengo que hacer que aun me queda media vida...”

Ángeles Sánchez Gandarillas
7-II-2013

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