martes, 18 de septiembre de 2012

AMOR A TRES BANDAS



¡Qué feliz soy! Una vez más te has encaprichado conmigo . Has engalanado la mesa del salón con todas las postales que has recibido: de flores, de castillos, de tartas…, pero has elegido la que lleva mi nombre y mi parecido. Te ha llegado desde Malmo. Es una veranda con la vaporosa cortina derecha abierta. A su vera, al igual que en mi casa lucen orquídeas blancas y anthzuriums rojos. La semiventana se abre hacia un jardín repleto de diplodimias, azaleas y ciclámenes. El segundo plano te ofrece zarzamoras –algo verdes todavía - (tú al igual que los pajarillos, ya has saboreado su caldo granate) Te presenta avellanas, para que cuando maduren, corrijan las arrugas que te han trazado julio y agosto; y al fondo, las majestuosas montañas escandinavas: ya verde botella, ya verde musgo, ya verde celeste, ya rojizas. ¡Todo tan idílico…!


Porque siempre optas por mí, no te voy a regañar; solo exhortarte para que no vuelvas a recaer. Sí, me refiero a la inundación del día cuatro. Lo achaqué a la movida que hubo, el día tres, en tu vida: primero, un largo viaje, llamadas de todos tus hermanos desde el extranjero, otras de tus amigos, la felicitación con su bis para que pudieras apagar tantas velas… Se me frunció el ceño, pues casi se anegan mis flores- pero al ver tu cara asustada, me percaté que la culpa era de los representantes consistoriales que se habían olvidado de elevar el suministro y presión del agua ante la avalancha de turistas al pueblo; y el agua encontró una salida equivocada.


Pero recuerda, te conviene reflexionar antes de pegarte al ordenador. Los tapetitos en la vitrocerámica se convirtieron en capas carbonizadas . Llevabas minutos aspirando el humo y oliendo a fibras chamuscadas. –Es Javier, te dijiste, ya está quemando los rastrojos. Si. Javier tiene una mala fama ganada a pulso. Si el ruido del corta setos le adormila, sube los decibelios con la motosierra. Sí, Javier extiende el asfixiante fungicida por las cercanías. Si, Javier comienza con la amasadora y fabrica un cemento tan grumoso y áspero, que la pared se resquebraja al instante. Por fin, envuelta en un cúmulo, con la mano en la boca, separaste el cazo del fuego. A veces, me parece que mis once compañeros –verdes de envidia- echan unas risitas malévolas: “je, je, otra próxima al Alzheimer”.


Pero, tú eres mi fan número uno y no permitiré que te afecte ningún mal. A los otros les prometiste lo que querían oír, no obstante, esperaste a mi presencia y me susurraste tus intenciones…!Y estoy tan orgullosa! Has escrito a Dolo, tu bella amiga, le has pedido perdón por tenerla abandonada. Casi a vuelta de correo, has tecleado un E Mail a tu “lejana” Karin. Por esa palabra de honor, por tu adicción hacia mí, intentaré infundirte alegría al comienzo de los talleres; también procuraré hacer un tándem con el sol,( ojo en no recaer en la cistitis) por lo menos hasta que me tape otra hoja. ¡Mïrame! Todavía nos queda por descorrer el visillo izquierdo. Seguro que esconde preciados avatares. De sus pecíolos, sobre alfombras multicolores y crujientes, caerán suculentos frutos como higos acaramelados, sonoras nueces, y tal vez, entre los recolectores, aparezca nuestro mirlo blanco.


San Vicente de la Barquera, a 15 de septiembre de 2012
Isabel Bascaran ©

1 comentario:

Anónimo dijo...

Isabel no se que decirte ,me faltan las palabras,pero que sepas que seré la primera que compre tu libro,espero tenerlo pronto en mis manos,lo dicho,genial escrito.