Por fin, regresaste a la ternura del amor más esperado y al cielo sin un nombre y a tus te quiero sin respuestas de la mujer, que tú sabías, te esperaba.
Sí, la recibías a tu lado y por fin, apoyaba en tu hombro su cabeza y despejabais juntos tantos sueños. Ahí estaba liberando de entre sus labios los besos apasionados de aquella historia relegada que tropezó con la realidad y que fue la causa del retraso...
Pero, llegó por fin, el gran momento del reposo y de la pasión de una existencia no vivida, del amor intempestivo que tardó la vida entera y que por fin, vino al encuentro de los labios, de mil besos relegados y a caricias incesantes, a los mimos deseados de las manos que entrelazaban las esperas y se abrieron hoy, a las flores de la primavera que llenaban los otoños en los bailes de la brisa enamorada y abrigarán muchos inviernos en los ardores de las piras inextinguidas, que retoñaron de los rescoldos escondidos en el fondo de vuestras almas y en las brasas que prendieron en esos rojos corazones.
Y ahora hay llanto en la alegría, ahora brotan cataratas hacia sus pechos, hacia su monte venusiano que por fin, hace canal por donde pasa enamorado, ese dueño de los llantos que se mezclan en un gozo compartido, interminable y deseado...
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
3-V-2012
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