Justo a media cuesta de esa calle pendiente que no sabía como se llama, está la iglesia de la cual os hablo. Y para eso, para hablar con propiedad, pregunté el nombre a media docena de personas del pueblo, y nadie lo sabía. ¡Estamos “apañáos”, que casi no sabemos donde vivimos! Pero la suerte quiso que tropezara a Pili, la mejor cartera del pueblo (mientras no se demuestre lo contrario,) y me lo aclaró al instante: San Antonio. Es la calle San Antonio, que nace en la Plaza del Cantón cuando subimos, y en Mata Linares cuando bajamos.
Pues ahí está la iglesia, a la izquierda subiendo, y dentro de un escaparate, que no es ni mucho menos el mejor sitio para admirarla. Mas a pesar de todo, a mi me dejó clavado en acera, el primer día que la vi. Y el segundo, y el tercero. ¡Si tendrá poder de atracción la foto!
Nadie que mire, pasa de largo.. Si son más de una persona, además hay comentario. Cuando yo la vi, hasta creo que hablé sólo. Jamás he visto del interior de nuestra iglesia , una fotografía tan formidable. Puede ocurrir que a la hora de fotografiar, a pocas personas se les ocurra olvidarse del magnífico retablo para poner todo el acento y toda la luz, en las arcadas descomunales.
Yo sabía que Jóse García es un buen fotógrafo. Un gran fotógrafo. Cuando hizo su exposición de fotos en el Castillo del Rey, aprendí que además, es un artista. Ahora con esta foto ha hecho de nuestra iglesia, una catedral. Y con su cámara, la catedral de las fotos. Enhorabuena, Jóse.
Jesús González González ©
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