jueves, 26 de abril de 2012

DUENDES.


Anjana, nuestra maestra, nos llevó de excursión para ver la noche de San Juan de los humanos.

Viajamos en el carruaje de fuego de los Caballucos del Diablo. ¡Tenían alas de libélula, eran preciosos!

El “profe” de Conocimiento del Medio, tocó el bígaro y durante el viaje, nos enseñó canciones dedicadas a la Luna.

Trenti, el bedel, se encargaría de que no se perdiera nadie, porque, visitar los lugares donde vivían las personas, era peligroso. ¡Son tan altas como la entrada de la cueva del Castillo!, y nosotros, somos duendes pequeñitos.

Nos acompañaba Esteru, padre adoptivo de Tentirujo pero, que ayer, nos protegió a todos.

Traía un saco de regalos. Me guiñó un ojo y dijo: –Disimula, que son para la vuelta.

Atrás de todo, estaban sentados Trasgu y Trastolillo. La ”seño” decía que eran traviesísimos.

Llegamos enseguida porque fuimos volando; aparcamos el carro entre los pinos de La Coteruca.

Oíamos una tormenta que ensordecía y el cielo estaba lleno de estrellas fugaces. Anjana, dijo que eran los fuegos artificiales de la noche de San Juan.

También daba miedo aquellos árboles deshojados y centelleantes que llamaban “semáforos”.

Llorábamos asustados y queríamos volver a nuestro bosque...

Ventolín, Duende.
25 de junio

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
23-IV-2012

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