domingo, 8 de abril de 2012

“KIMERAS”


Las historias de la vida

se recogen en las almas,
en la calma de los días ya vividos,
enseñaron experiencias,
al amigo inseparable,
las montañas y las cuevas,
las arenas y los barcos.


Los hogares calentados

por el fuego de los padres,
diversiones e inquietudes
con la fuerza de los cuerpos,

tan robustos,

que abrazaban insaciables,
corazones que sonaban a campanas,
a arrebato y a repiques,
a nordestes y oleajes,
a los vientos que agitaban las melenas,
a ese faro inexpugnable donde amaban sus quimeras
y pasiones, separados en los viajes
por las tierras y los mares.

No era más que fantasía.

Las gaviotas eran testigos, como ahora,
de los barcos, sus pescados y esas lágrimas
que vagaban rostro abajo,

restañados por pañuelos y

espejismos persistentes.
Les prestaban las gaviotas sus graznidos

a sus pechos desolados
y sonaban como gritos...,
¡desgarrados!...

Hoy recuerdan, con asombro, amoríos
y esperanzas impasibles,
a los celos infundados

pues, uno solo era el que amaba,

no existía quien les quisiera.

Eran fuegos sin las llamas.

Así fueron caminando por facetas,
con las risas,
los escritos,
mil poemas y un soneto
que resuma en sus estrofas
esa vida presurosa, ya pasada,
que se asoma en la ventana
a la espera de ilusiones
y el regreso de sirenas...

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
7-III-2012

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