domingo, 8 de abril de 2012

IBIZA


Yo también quiero poner una pequeña pincelada de recuerdo por esta isla pequeña y recoleta de agua sin igual gracias a un alga llamada Poseidónea, que se cría como verdaderas praderas debajo de un agua superficial, poco profundo filtrándola y devolviéndola de un color azul turquesa a veces tan fuerte que te quedas extasiado contemplándolo, y cristalina sin igual.

Por lo visto, también sirven de pantalla contra los mares fuertes, y las que arrastra el mar hacia las playas quedan secas como cintas haciendo verdaderos colchones que en invierno sirven para aguantar la arena.

Su costa está toda ella rizada de pequeñas calas como conchas de agua metidas en tierra entre acantilados de vértigo en algunos sitios.

Su arquitectura es muy simple, “cubo sobre cubo”, pero hace bonito ver pequeños o no tan pequeños puntos blancos entre los acantilados llenos de pinos, (no en vano a esta isla y a Formentera se las llama Las Pitiusas). Algunas casa en completo equilibrio y de muy difícil acceso y un tanto peligroso por miedo a incendios a mi modesto entender.

Me hizo ilusión estar cerca del pueblo de mi nombre y subir a la iglesia de la santa en un alto y allí estaba con su palma de mártir. Me gustó Sta. Eulalia del Rio, es un pueblo bonito y acogedor, de calles rectas que dan al mar, con buenos comercios, una playa recoleta y bonita y un paseo marítimo precioso y con buenos yates, que todo hay que decirlo.

Ibiza se veía muy bien desde su impresionante altura del Dalt Vila, recinto amurallado emblemático, y que nos hizo recordar lo terriblemente trabajos que tuvo que ser para nuestros antepasados acarrear tal cantidad de piedra y subirlas a semejante altura.

Vimos Las Salinas y su playa protegida con caminos de madera para proteger sus dunas.

Desde Cala d”Hort, y desde el Mirador del Sabinar veíamos el famoso peñón mágico de Es Vedra, nos hacia sus guiños y se estaba de maravilla allí. (Una pena tener que verlo todo tan rápido y no poder disfrutar un poco más) pero si queríamos conocer lo más importante de la isla tenía que ser así. También daba un poco de tristeza ver casi todo cerrado en esta época, pero fuimos agraciados con unos días magníficos de sol que siempre alegra. Hasta pudimos bajar tres días a la playa por la mañana. Es Caná nos brindaba esa oportunidad, pues el hotel estaba encima de la playa.

San Antonio de Portmany es otro pueblo grande que vimos con mis sobrinos Silvia y Fernando. Con un Puerto deportivo impresionante y un maravilloso Paseo Marítimo. Nos llevaron a La Cala del Moro por un paseo largo junto al mar y un sitio original muy típico para ver la puesta de sol.

La excursión a Formentera nos supo a poco. Nos hubiera gustado comer viendo el espectáculo desde el Mirador de La Mola, desde donde se contemplaba toda la isla más el contorno de Ibiza. Una pena que a la ida se nos echó la niebla por el mar, pero tuvimos suerte, por Formentera ya había pasado.

Conocer sitios nuevos es interesante. Siempre te asombra algo y aprendes cosas. Yo personalmente no conocía Las Baleares.

Mª Eulalia Delgado González ©
Abril 2012

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