lunes, 23 de abril de 2012

FOLÍA DEL XIX.



(Este texto está basado en el libro Notas históricas de Valentín Sainz y el dibujo de J. R. Lengomín.)

"En la iglesia parroquial, Santa María de los Ángeles, se había cantado con órgano la misa de la Folía, y como todos los martes de Pascua Florida, la Virgen de la Barquera, que allí permanecía para ser honrada por todos los pejines, dedicándola todas sus preces y cariño, esperaba su salida en la procesión terrestre, que la llevaría al embarque para la marítima..."

Las lanchas de altura no habían salido a la mar y se mantenían limpias para esta procesión, en recuerdo de su aparición en la ría de San Vicente de la Barquera, carente de tripulación, de timón, de remos y de velas. Las traineras estaban adornadas con escogido ramaje de la finca del Marqués de Comillas, traídas en carros, y se ponían las mejores para la que trasladaba a la Virgen. -Hemos de observar que Lengomín, ofrece una visión diferente; embarca a la virgen en traineras, no en los barcos grandes a los que nos tienen acostumbrados las crónicas y grabados. Esta hipótesis es posible dado, que hay momentos históricos en que San Vicente carece de grandes embarcaciones por diversos motivos o desastres. La Folía representada en el dibujo, muestra un día sin viento y el esfuerzo denodado de los remeros para avanzar con rapidez y llegar prontamente a mar abierto, orgullosos de transportar a su Virgen de la Barquera y acompañados del resto de las embarcaciones-.

Cabe la posibilidad de que bajaran a la virgen hasta el puerto, por delante de la iglesia de San Nicolás, hoy la biblioteca, y siguieran por lo que dieron en llamar calle de los Azotados de Comillas. Se rezaba en ese trayecto, un finísimo y acordado rosario, -decía el escribiente de esta reseña, que posteriormente se añadió trompetería y hasta un coro-, y allí era embarcaba en la lancha elegida.

El castillo se ve derruido, quizá por los invasores franceses y los incendios, a principios del siglo XIX, y muestra la recién construida torre de las campanas de la iglesia, luego, esta escena podría datarse en los finales del XIX. Tendría el puente Tras San Vicente o Puente Nuevo, unos ochenta años, y estaba a rebosar de gentes que miraban la procesión; llegaban a la villa, romeros y devotos de los alrededores, que a pesar de la lejanía, se acercaban caminando, en carros o a lomos de animales. Se ven dos carruajes que pertenecerían a familias nobles y de abolengo, incluso con cochero. Están a la vista varias edificaciones que hoy persisten y demuestra como la muralla aún rodeaba una gran parte de la villa.

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
Folía de 2012-1880

1 comentario:

Boris Estebitan dijo...

Hola, saludos, excelente día, buen blog el tuyo, te felicito mucho, te invito a que visites el Blog de Boris Estebitan y leas un escrito mío titulado “Diluvio eterno”, es un escrito triste y hermoso al mismo tiempo, te espero ahí, ha sido un gusto pasar por tu blog.