lunes, 30 de abril de 2012

CUENTO.



Javi, pensativo, sujetaba el cuento que había dado a leer a su padre.

“Si mi papá, que es el que más me quiere del mundo, se durmió leyéndolo, será porque es pesado”.

Comenzó a borrar algunas palabras y tiró las hojas que “pesaban”; se lo había explicado su abuelo cuando fue incapaz de leer un libro larguísimo, le dijo que era pesado, y Javi, presumía de entender lo que decían los mayores.

Borró y tiró todos los folios, excepto uno. Lo guardó en el cajón de las tareas “empezadas y no terminadas”.

Recogió del suelo las hojas que se cayeron de la papelera. Parecía un otoño. Sabía lo que sucedía en esa estación, se lo explicó el año pasado su abuelo.

Pensó en cambiar el título, en lugar de “Cuento”, se llamaría “Otoño”.

Abrió su carpesano de páginas en blanco y comenzó a escribir:

OTOÑO

Una señora llamada Ventolera, desnudó los árboles deshojándolos; sus ramas se parecen a la radiografía de los huesos de mi abuelo.

En otoño no hay nada que contar, todos los parques están tristes, vacíos y llenos de silencio..., y del silencio no se puede escribir. El viento me lo prohibió, dijo: shissss...

Fin.

JAVI

Ángeles Sánchez Gandarilla ©
(Finalista del Concurso de Cuentos Comillas 2012)

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