miércoles, 29 de febrero de 2012

PUENTES.


Velan la Villa dos puentes
y tutelan nuestros ríos
que apresan siempre calmados
las marejadas con bríos.

Parece el agua en sus ojos
hebras de extensos cabellos
de cuantos dioses marinos
peinan su cabeza en ellos.

Ríos, puentes, barcos, hombres,
devotos de la Barquera
parten con redes y rezos
y la Virgen los espera.

Suben mareas y bajan
por los arcos de los puentes,
asomándose las olas
como el amor, dulcemente.

Las riadas nos traen barro,
con verdín en primavera,
el nordeste azul brillante
y la luna reverbera.

La Iglesia mira envidiosa,
clama cambiar su destino,
que Dios le entregue un cantero
y haga en la peña camino.

El Puente Nuevo y la Maza
abren sus múltiples bocas
y si al cruzar, no respiras,
una boda les provocas...

Romances en los dos puentes
de partidas y de amores
que raptan a forasteros
y apresan a pobladores.

Han recogido en la historia
mucha pesca y hasta hambrunas,
la playona con resacas
y garzas en sus lagunas.

Incendios o las galernas,
guerras, la paz, los silencios,
ocho pueblos que apiñados
forjaron abrazos recios.

Gandarilla y el Escudo
ríos que nutren, leales,
“la de Rubín y de Pombo”,
dos marismas naturales.

El romance entre mis puentes
es un amor de quimeras,
les unen todas las aguas
y les separan riberas.

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
27-II-2012

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