jueves, 1 de marzo de 2012

ECO.


Yo te espero entre las nieblas y la noche, separando el visillo en la ventana que se abre como un cielo, a la espera del regreso de las nubes del recuerdo, en los cielos, aunque inmensos, ¡sellarán tantos acuerdos de pasiones, alboradas despejadas y radiantes!...

Seré siempre el cristal que limpió el paño y paró el agua, ese vidrio que supuso la pared del largo tiempo que mostró los cambalaches de la vida...

Seré el vaho, no las tinieblas, que se ha creado al acercarme a la ventana para verte, en el sino que coincide poco a poco, vuelta a vuelta, a la espera que se acerque de la mano en la caricia que malogre la tristeza, que se aparte de una vez esa corteza de las penas, ayer tupidas como el corcho en el bocal de las botellas y que decanta mi existencia, todo el vino de las vides, el licor y el aguardiente y hasta el agua que refresca...

"Es así como se ama, ¿lo recuerdas?, y apurábamos el cáliz con el jugo de lo eterno, sin final y hasta agotados, sonriendo entre flores encendidas que subían con nosotros a los cielos"...

¡Qué seré si tu no vuelves aún tropezando, renqueante y cargado de ilusiones, del abrazo siempre eterno que volaba hace poco entre los sueños y que pronto, ¡pronto, pronto me estremezca! en la esencia de un amor adolescente, de pasiones que se hundieron en tinieblas, renacido al infinito, resonando en los ecos de collados que impedían nuestro encuentro!...

Seré entonces, la persona que alimenta las estrellas con mi brillo y veré que son incendios planetarios de pasión entre destellos deslumbrantes, que es la vida revivida, resurgiendo apasionante en suspiros convertidos en un soplo huracanado. Llegará la ardorosa y plateada selenita, responsable de llevarse algo del brillo de mi alma que ha embrujado hasta la luna...

Y no llores, ven aquí que yo te abrazo y te guardo en esta noche de los miedos que murieron al besarte y grita fuerte, quiero oírlo, quiero hoy quedarme sorda con tus gritos y repite que precisas mi presencia, sin las dudas acuciantes de la espera y sin demora, ya esperamos lo bastante...

Grita y besa mi figura, yo respondo a tus afanes de cariño, yo respondo entre las sábanas y tules, yo respondo a tus placeres y caricias...

Yo te adoro, tú me amas y no habrá nadie en el mundo que lo impida, ni siquiera lo hará el tiempo ni la vida, a la búsqueda del eco que repita, mil y un veces, los “te quiero” entre los valles...

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
28-II-2012

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