sábado, 4 de febrero de 2012

BEBÍ.


Sí, bebí para olvidar que eras escarcha
y yo el sol que deshiciera tus miradas,
y sentir tu lejanía despechada
en el calor de mi mente descarriada.

Me vestí mientras bebía y tú lejana,
de la espera y de sentirme desdeñada.
Yo a nadie lo mencioné, pues me descarna,
del amor que presenté en aquella plaza.

Me vestí de los silencios y miradas,
y que su alma se sintiera enamorada,
que el alcohol nos convirtiera en entusiastas
del mismo amor, el que siempre se escapaba.

En el borde de aquel vaso mendigaba,
pordiosera, de sombrero y fría capa
una mínima sonrisa, una esperanza,
para abrir las cicatrices, hoy curadas.

Y no hubo ni monedas ni pitanza,
ni atenciones que a mi lado se llegaran,
ni hubo vino que el mendigo vaciara...
Ya nada era y a su lado me postraba.

Emborracho, si es posible, la memoria,
el equívoco y la espera que entusiasma,
emborracho mi presencia en la riada,
al amor que ha navegado y nunca atraca.

Fui el emblema y calavera de un pirata
que al abordarte, asaltara cuerpo y alma,
inflamar con mis incendios locas brasas
de la antorcha de la rabia, ya apagada.

No habrá ron en el caribe, ni batalla,
ni que vista de motines la esperanza
como esta, no habrá pena destilada,
ni melaza que almacenen pobres almas.

Y bebí, lo sé muy bien, siento resaca,
por la senda que tomé, una vez borracha,
regresé bamboleante a aquella casa
donde el cielo, tras la puerta, se cerraba.

Borrachera de un amor que está sin vida...


Ángeles Sánchez Gandarillas ©
4-II-2012

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto merece otra ronda. Que bonito, que "merluza" o lo que sea. Eres toda una poeta, me gusta.
¡Por nosotros! Abrazos.
Rhon Seco y Otto Corto

Anónimo dijo...

Eso, lo de poeta, ¿lo pensásteis antes o después de las copas?, sería conveniente aclararlo, sí, porque si fuera verdad, bien me podrían aceptar en el club de los poetas “borrachos”.
Sonrío "toa"
Abrazo. Lns