martes, 3 de enero de 2012

DUDA


Sentía escalofríos al oír aquellos gemidos cada vez más fuertes.

Quería ayudar a mi esposa pero, era imposible, nos separaban dos paredes azulejadas.

En la calle oía el gentío, y pequeños petardos, hacían tanto ruido que impedían oír; allí esperaba solo, escalofriado y angustiado.

Estaba a punto de desvanecerme cuando empezaron a sonar las campanas de la torre; una, dos, tres... y entonces ocurrió.

Escuché los llantos de mi hijo llegando a este mundo.

Fue en la sexta campanada. En el camino del año viejo al nuevo.

¿Quién va a decidir qué día nació nuestro hijo...?, ¿cómo lo llamaremos...?


Ángeles Sánchez Gandarillas ©
2011-2012

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