lunes, 8 de agosto de 2011

NATI ROJO


Esta pintora ha preparado esta exposición de óleos, consiguieron llevarnos a la autenticidad del realismo en cada uno de los cuadros, ya fuera en los paisajes o en cualquiera de los temas pintados por Nati Rojo. Sus telas, donde la luz y las formas recogían y reflejaban los mínimos y exclusivos momentos surgidos en la naturaleza, llegaban de una pintura realista y podíamos admirarlos en aquellas marinas y bodegones que contenían los colores y matices más acertados.

Sorprendían al observador, los tonos verde azul del frío agua, el romper de las caprichosas olas salpicando en blancos azulados, los matices del cielo fundiéndose en una sola imagen, hacían nacer la duda. Sí, se dudaba ante tanto realismo. Era difícil saber si se estaba ante una supuesta ventana al este, abierta en la robusta pared de la torre del Preboste, a la vista de la playa de Merón y al cabo. Se podía percibir todo el mar Cantábrico, su movimiento o quizá el salseo de la calma chicha en alta mar, a bordo de una pequeña embarcación y distinguiendo ese conocido olor a salitre y a mar, viendo las altas rocas que nacen desde los prados formando la costa.

Al cambiar de “ventana”, es decir de cuadro, persistía la sensación de traspasa la tela, a mares y rías. Refrescaba en aquel día acalorado y pegajoso de “trubón”, despertaba de nuevo la imaginación y parecía oírse en la soledad de la sala de exposiciones, el romper del mar en la costa o su declinar en la arena.

Era posible llegar a la relajación viendo la quietud de las chalanas o pequeños embarcaciones a motor para las pesca turística; coloreadas a capricho por el momento de luz, recogido en las pinceladas metódicas, con la paciencia de la perfeccionista, acompañadas de la inspiración de esta pintora. Descasaban las panzas de las pequeñas barcas sobre el barro, amarrados a las bollas o muertos y quizá también, al destino; a la espera de que los pescadores y ser mojados de mar y así cumplir su cometido.

Estos lienzos, podrían llevarnos al placer de embarcarse en un paseo por las rías en esos botes a remo, en la pleamar y dejar de remar en el remanso de la marea, al libre albedrío, reclinándose al suave sol del ocaso. La leve brisa daría paso a ese silente espacio que aísla de todo, a distinguir una línea del cielo azul con los ojos entrecerrados y dejarse mecer abandonándose totalmente… Un recuerdo de paz y del abrazo del sueño reparador que recogía el cansancio de la vida.

Alejé de mi cabeza a Morfeo pues me había aprisionado en las nubes, y vi los bodegones, tan reales que incluso una mosca que por allí volaba, parecía haberse confundido de realidad, tanto era el colorido y la sensación de volumen.

Nati Rojo es la creadora de sueños que viajan hacia la necesidad de una relajación, de expandirse, de vivir mundos diferentes. Esta exposición ha sido flotar boca arriba para compartir así el calor del sol y el frescor del agua o simplemente, salir de aquella sala y disfrutar de los inmensos arenales de nuestro entorno.

Sí, un mundo creado para ser disfrutado anclado al suelo de este salón, desde los matices y colores que eran transportados fehacientemente de la luz natural. El espectador vuelve a la realidad de los cuadros de Nati Rojo y retorna al propio entorno del día a día, ileso e impregnado de paz.

Se podría vivir entre las pinturas de Nati Rojo, una analogía de nuestra existencia, del realismo en sus bellas pinturas, de los recuerdos de otras realidades y de la necesidad cognitiva que quisiera o necesitara cada espectador; a la vista de sus creaciones sanadoras, se podrían convertir en la pomada de la realidad, esa que cura el presente de prisas e injusticias, la que calma…

Nati Rojo, la sensibilidad realista que a través de sus acertadas pinceladas, lleva al espectador de la mano hacia la ensoñación.


Ángeles S. Gandarillas ©
VII-2010

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