lunes, 8 de agosto de 2011

DE INTERNET Y MARIONETAS



No, María no es pesada, ni pelma, ni latosa. Ni siquiera plomazo o cargante. María es que insiste. Así de simple, es… insistente. “Hace la tira”, al preguntarle por un tema para escribir, me respondió. ¡Internet! Lo dijo así, con entusiasmo, como si acabara de descubrir ella misma la computadora. Pero, ¿y qué puedo contar yo de Internet? –Le contesté. Y viendo que el tema no me va, siempre acaba encontrándome otra cosa.

Pero cada vez que vuelvo a la biblioteca con el mismo fin, me responde, ¡”Internet”! No se si será que es pariente del mozo aquél que se encaprichó de la petaca del cura de su pueblo. “Internet, si, hombre, de lo que significó para ti descubrir Internet”.

Pero ven acá, María, y escúchame: Descubrir Internet, para mi significó lo mismo que para ti, y que para el resto de los mortales. Simplemente fue saber de repente que tenemos al alcance de la mano todo el saber de la humanidad, y que se consigue al momento, así como por arte de magia. Eso es para mí Internet, o te crees que por viejo le voy a encontrar otra cosa distinta? Lo que ocurre es que muy pocos le sacarán todo el jugo que puede sacarse. Por ejemplo, yo, consulto muy pocas cosas. Yo en lo que si le saco jugo, es en esto, en escribir, por las facilidades que me da en el momento de corregir, de intercalar, de borrar etcétera… El Taller de Escritura no hubiera sido lo mismo antes de los ordenadores….

Sí, decididamente eres insistente. Pues no insistas tanto, porque yo ningún arrepentimiento tengo de haberme salido anoche del teatro. Pienso que al menos debieron de avisarnos de que se trataba de teatro de marionetas... No digo que fueran malos, que ninguna autoridad tengo para juzgarlos. Digo solamente que a mi no me gustó. Ni poco ni mucho, no me gustó nada.

Los componentes del elenco declamaban correctamente, y se sabían el papel a la perfección. ¿Porqué entonces no lo interpretaron, como supongo que esperaba todo el auditorio? No, lo que hicieron fue montar un mini-escenario dentro del escenario con lo que todo el espectáculo quedó reducido a dos metros cuadrados, y dentro de ellos movieron las marionetas. Para eso, casi mejor hubieran hecho “teatro leído”, que al menos le hubiéramos seguido el hilo a la historia. Bueno, pues este mini-escenario estaba en el suelo, y como los títeres no medían más de un metro, y como entre ellos y nosotros había un montón de cabezas de espectadores, yo no alcanzaba a ver más que la pluma de avestruz que el Caballero de Olmedo llevaba en el sombrero, y entre estirar el pescuezo tratando de ver muñecos, y mirar a la gente que los movía, no me enteré de nada.

Alguien comentó que aquello era “más bien” para niños. Pues sólo en parte. Los muñecos, eran para niños, porque el tema de la representación, era para adultos. Me hubiera gustado ver la cara de Lope de Vaga viendo esta representación. Que no, que no digo que estuviera mal, digo que a mi no me gustó. Quien sabe, a lo mejor, al autor también le gustaba…
Lines estaba dos filas por delante de mi, y la vi tomando notas. Seguro que hace una crítica positiva de la representación, pero es que Lines es ella positiva por naturaleza, y no ve defectos en casi nada. Y cuando los ve, como además ella es la prudencia personificada, se los calla. Pero yo, qué quieres que te diga, en cuanto vi levantarse a una señora, y marchar, dí gracias al cielo. “Ahora va detrás medio teatro”, pensé. Pero no, María. A la gente le estaba gustando lo que veía, o es que se portó como dices que te hubieras portado tú. O como mi amigo Manolo, que le pregunté si le gustaba, y me dijo que no. Le pregunté si nos marchábamos, y me respondió que por respeto a los actores, él se quedaría hasta el final aunque este no llegara hasta la media noche. ¡Hay que tener un par cojones!

¡Pero si yo, a los actores los respeto muchísimo! Pero esto no quiere decir que tenga que aguantar viendo algo que me está aburriendo. Me salí, bueno, nos salimos un pequeño grupo con la mayor discreción del mundo. Manolo Fuertes, no. Manolo como tú, María, sois la caballerosidad personificada. Le esperamos en El Carma tomando un delicioso chocolate con palmeras recién hechas…

¡Ay mi señor de Olmedo
ay don Alonso el leal,
que de aburrido no puedo
aguantar hasta el final!

¡Ay mi noble caballero
que montas caballo o mulo,
apéate tu el primero,
no me des ya más “pol” c…!
J.G.G. ©

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, Sí, sé de buena tinata que se quedó sin tinta en el bolígrafo y siguió escribiendo en la oscuridad de la sala. Cuando abrió la agenda, sus ojos se desorbitaron por la sorpresa de ver pequeños rasgos en las páginas y el resto en blanco, así que ya veremos lo positiva que está Lines...

María dijo...

Pues sigues sin convencerme, pero como siempre, me encanta tu escrito.
María (Biblioteca)