sábado, 6 de agosto de 2011

CEREMONIAL


He asistido, por primera vez en mi vida, a la toma de posesión y constitución de la nueva Corporación Municipal de San Vicente de la Barquera.

Impresiona la soledad del salón de plenos de este Ayuntamiento. Es de planta rectangular muy alargada, tiene una decoración que sorprende, Los sillones de los concejales, en negro y anatómicos –el del alcalde con una ligera diferencia-, así como las butacas, en rojo del público, ambos de corte vanguardista, contrastan con la construcción quingentésima. Hay una mesa donde reposan varios documentos, la urna, los micrófonos, el bastón de mando y algunas flores, es de madera sencilla y maciza, elegante y señorial. Es un prisma abierto hacia el público y según la encargada del mantenimiento y ornamentación, fue subida en tres piezas, ahora encoladas; su peso impide moverla.

Presiden esta sala vacía, los símbolos del municipio y los patrios, además de los retratos de los diferentes alcaldes que rigieron este municipio, añadiendo cierta seriedad que se encuentra adherida a sus paredes, pues allí se rigen seriamente, asuntos que conciernen a todos los habitantes del municipio. Los cuadros de los ediles están suspendidos en las paredes más largas, en la orientada al este, se intercalan con tres de las seis pequeñas ventanas. Quizá ese tamaño esté supeditado a defender de los fríos invernales de norte y este, sin embargo, dejan expandir la vista desde esa primera altura, a la ría de Pombo, y antaño, a la bocana del puerto; hoy impiden esa panorámica las construcciones del necesario e irremediable paso del progreso.

La afluencia de público es escasa, tan solo algunos familiares, amigos y los presidentes de cinco pedanías del Ayuntamiento.

El número de periodistas sorprende. ¿Cómo podrán estar presentes y tomar reseñas en todo el país y en cada una de esas tomas de posesión, el mismo día y hora?

Tan solo en esta provincia hay 102 municipios más el Gobierno Regional; es más, en esta zona hay más ayuntamientos que reporteros; seguramente que tendrán colaboradores. Este trabajo parece que da mucho empleo, sumarán en este día, unos cuantos miles en toda España.

El salón de Plenos se fue llenando poco a poco; aparecieron los concejales luciendo trajes y ropas elegantes; algunos de ellos repetían y los menos, más nerviosos, estrenaban cargo.

Se aposentaron y dieron comienzo los preparativos del acto. Fue constituida la mesa de edad con el mayor y el más joven de los concejales, juraron el cargo en primer lugar; junto a la secretaria, que tenía el acta judicial del resultado del referéndum, prepararon la documentación del juramento del resto, tras documentar la presencia de todos los concejales que resultaron elegidos por el pueblo, y, que a su vez, votarían a las diferentes propuestas para la elección del nuevo Alcalde. en esta nueva legislatura.

La verdad es que era impresionante oír el juro o prometo de cada uno de ellos…; “por mi conciencia y honor, que cumpliré y haré cumplir las leyes…” la solemnidad se hacía patente.

¡Vaya que sí! El silencio de aquel salón iluminado por la mañana soleada que entraba dando claridad a aquellas palabras que dejaban con la boca abierta y que acompañaban aquellos compromisos, la confianza, lealtad, firmeza y la verdad. El vello se erizaba a sabiendas de que aquellas palabras pronunciadas por todos, jamás se mancharán. Esta nueva legislatura tendrá, seguro, la honradez y equilibrio de once ediles que regirán nuestro futuro durante cuatro años. Si no fuera así, de poco serviría el aprendizaje de tantos y tantos cuatrienios.

El discurso pacificador del renovado Alcalde, bastón de mando en mano, abría puertas a todas las concejalías, a la comunicación, al recibimiento y despedida de ediles, a las ganas de trabajar para con las necesidades de la población, dejaba muy claras esas intenciones. Los votantes estarán a la espera de que se lleven a cabo.

Solemnidad, verdad, antigüedad, nada parece haber cambiado desde hace siglos, los próceres procedían también de este mismo palacio del plateresco, y de otros, eran de familias de renombre y alcurnia que dirigían igualmente los destinos del pueblo, y por supuesto, cobraban del erario, por otra parte lógico, que evitaba y evitará hoy por hoy, cualquier acto prevaricación.

Bien, ésta fue una experiencia optimista a la espera de que las buenas intenciones y promesas de grupos y concejales, sean efectivas y favorables para la mayoría de los habitantes de esta villa.

¡He dicho!...


Ángeles S. Gandarillas ©
VI-2011

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