lunes, 29 de agosto de 2011

MEA CULPA



Tenéis razón. He repasado mis escritos, y comprobado que estoy usando un lenguaje que es la hostia, y eso no está bien. Yo, que hasta hace poco, era una hermanita de la caridad hablando, acabo de comprobar que sin saber porqué ni como, he pegado un giro de ciento ochenta grados. Sinceramente, me arrepiento Y me revelo. Ese lenguaje resulta burdo, y hasta si se quiere, bastante grosero. O bastante mucho, según quien lo lea.

¡Pero como coño puede uno cambiar así! Siempre me sonaron mal los tacos, y os juro que me siguen sonando mal. ¿Por qué entonces los empleo en mis escritos? ¿Pudiera ser que las cosas feas las veamos mal cuando las hacen otros, y pensemos que son graciosas cuando las hacemos nosotros? Si, seguro que es eso. O lo que decía la abuela de Laura, que con los años se va perdiendo la vergüenza… La vergüenza y el buen gusto, porque si decir palabrotas es feo, escribirlas lo es mucho más.

No lo se, la verdad. A lo peor es que todo el mundo nos estamos volviendo mal hablados, y sin querer nos vamos acostumbrando a ello. Porque joder, que hay cantidad de gente que por un “quítame de ahí esas pajas”, te suelta un “¡Joder!” Y no me digáis que no es fea la palabrita. Y si no, ponerle una imagen a la palabra; vamos, que os la imaginéis en acción, y no en letras…. Pero bueno, bueno, que en esta vida todo es relativo, porque me estoy dando cuenta que poniéndole imagen a tal palabra, la cosa es bastante fea vista en otra persona, pero, ¿a qué vista en uno mismo ya cambia un poco? Cambia tanto, que cuando se trata de nosotros mismos, le llamamos de otra forma. Le decimos “Amor”…

Los tacos son como un virus, como si fueran una enfermedad del lenguaje, y ahora mismo parece que estamos sufriendo una epidemia. Según me comenta Laura, lo mío lleva camino de convertirse en pandemia, Pero os juro ¡carajo!, que esto lo corto yo de raíz. ¡Se acabaron las putas vulgaridades!

Vuelvo la vista al interior de mis sentimientos e intento analizar el por qué de mi desmadre, y no acabo de ver claro. Lo primero que se me ocurre pensar, es que empleo los tacos para darle contundencia a las expresiones. Veréis: Si yo escribo, “Te he dicho que no”, parece que dejo una puerta abierta como para que por ella me respondan: “¿Y por qué no?” Pero si digo: “¡Que no, cojones!” Eso es como cerrar todas las puertas. Es decir, no, y no me repliques. ¿Me entendéis, o no me entendéis? ¿Me explico, o no me explico? “Le pegó una bofetada tremenda”.Y el que lee seguro que se pregunta: “¿Pero como de tremenda?” Ahora bien, si yo escribo: “Le dio una ostia que le echó las muelas fuera”, ya nadie pregunta nada, porque la cosa quedó suficientemente clara. Todo el mundo se imagina las muelas rodando por el suelo. Y aunque no se lo imagine, todos saben que una ostia no es cosa que se confunda con una caricia. ¿Será por eso por lo que me acostumbré a los coño-tacos?

Pero arrepentidos quiere el Señor, y yo prometo que he de mirar” muy mucho” cuanto escriba, y medir muy bien mis expresiones. Y a lo mejor me encuentro más contento conmigo mismo…Pero, ¡Ay coño, no estoy muy seguro!

J. González González ©

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Buenooooooooo!, a ver fermosura, sí que es raro que te dé por escribir con esos adornos, siendo todo un caballero, que lo sé yo de fijo. A lo mejor estás un poco enfadado por dentro y queda reflejado. No sé amigo mío, no sé. Te diré que "escribes como los Ángeles, y no pongo tacos porque lo querubines se enfadarían"
Ya ves, a mí se me escapan a veces de viva voz, a lo mejor después de los treinta se pierde algo la vergüenza, pero, me falta ese halo de elegancia que tienes tú.

nreigadasn dijo...

Jesús, yo no suelo decir tacos,la verdad es que no me gustan, pero he de decir que cuando he leído alguno en tus escritos me parecen que estan perfectos, con ese énfasis que les das, no es nada burdo ni desproporcionado te lo aseguro. Siempre que le preguntan a una buena actriz, porque ha accedido a desnudarse en una película, siempre responde lo mismo,era necesario, el argumento o el guión lo requería y la película perdería esencia. Yo opino lo mismo que tus escritos perderían frescura y esencia.
No te sientas culpable de nada, en este caso el guión tambien lo requiere.
Fíjate en nuestros literatos, que cuando necesitan resaltar algo utilizan todos los tacos convencionales y de uso cotidiano.
No cambies tu forma de escribir.

Un beso,Nieves