lunes, 29 de agosto de 2011

EL CINE EN EL PAÍS DE LOS GIGANTES


Eso es lo que parecía la pantalla en la plaza de J. Antonio; se iba a proyectar al aire libre la película de Pixar, titulada “Toy Store 3”, clasificada para todos los públicos y galardonada con 2 oscar. Medía 12 metros por 6, añadiendo el hinchable que la sustentaba, llegaría a los 14 por 8 metros. Podría haber unos 450 espectadores; sentados, 350, pues ese era el número de sillas que traía esta empresa, contratada por el Gobierno Regional, el resto, distribuido en los bancos y los altillos protectores que rodean los jardines y los árboles.

Portan 4.000 W. de sonido pero, puede llegar al doble de potencia; 1.200 fue el máximo de espectadores, en una exhibición de Santander.

La verdad que impresionaba el colorido y movimiento agigantado por la dimensión de la pantalla, además la noche permitía que el sonido se extendiera allí y por todo el pueblo. La tónica general fue de silencio y formalidad, los chiquillos parecían vivir aquellas escenas fantásticas y los mayores estaban relajados al desprenderse de la responsabilidad de su cuidado.

La pantalla estaba sujeta a cables en previsión de viento y conseguían que los motores insuflaran el aire para mantenerla tersa y estática. Tapaba por completo las vistas a la ría, las playas, los edificios de la cabaña y la avenida, en definitiva, cortaba en dos la población de San Vicente y dejaba a la vista aquel telón gigantesco.

El proyector se encontraba atrás, bajo una pequeña lona, con todos los utensilios y teclados informáticos necesarios para el sonido y las contingencias técnicas. Estaba atendido por cinco operarios polivalentes; lo mismo recogían y preparaban el activado de las maquinarias que, los pesados materiales, las sillas o la gigantesca pantalla.

Tras finalizar el film, el público se levantó de inmediato, sorprendía el abandono incontrolado y que sin embargo, se hizo ordenadamente, al ritmo de un batallón de hormigas que desaparecen en el suelo, vertiginosa y ordenadamente. Quedó el lugar desolado.

Al retirar los asientos, aparecieron desperdicios y basura en cantidades espectaculares; restos de pipas y frutos secos, bolsas vacías, latas de refrescos, papeles, y hasta un pañal de bebé, quedó casi tapado, el mosaico del escudo de San Vicente y tiene al menos, 3 metros de diámetro. Demuestra el poco civismo o siendo optimistas y positivos, la falta de papeleras. Los humanos allá por donde pasemos, dejamos a nuestras espaldas cantidad de basura y productos de deshecho.

Procedieron al deshinchado de la pantalla, sucedió en pocos segundos al interrumpir el soplado de aire por los motores ex profeso, fue tan instantáneo y mágico como el mismo cine. Aquella mole etérea quedó reducida a un pequeño montón de fino polímero, apareciendo de nuevo la imagen completa de la Villa.

El cableado eléctrico y de anclaje, era colocado en bidones que pesaban muchísimo. Todo aquello se iba reduciendo a la mínima expresión, de tal manera que cabían sillas, bafles, proyector y pantalla, en un apequeña furgoneta aparcada a la entrada de la plaza Mayor.

Esta iniciativa cultural pervive a pesar de tener la posibilidad de visionar en nuestros hogares cualquier filme, ya que despierta interés compartir en grupo la grandeza del cine, energía y sensaciones llevado a la máxima expresión, sumado el disfrutarla al aire libre; es la magia de la gran pantalla.

Como siempre, había representación municipal y se habló de la próxima festividad de La Barquera y de uno de los actos en particular, la entrega de galardones a los tres premiados en el II concurso literario. Los relatos ganadores serán publicados por el Ayuntamiento y obsequiados al público asistente. Debido a que uno de los premiados es de la localidad, están muy solicitados; esperemos que las peticiones queden satisfechas.

La ayudante del técnico de cultura, como de costumbre, colaboraba activamente para agilizar el desalojo de todos los materiales.

El cine, sueños de realidades ajenas acaba al apagar el proyector pero, si tenemos ilusión de conseguir ciertas metas en la vida, sería cuestión proponérselo, ya que somos nuestros propios guionistas directores y actores, solamente hemos de escribir el guión adecuado.

FIN.

Ángeles S. Gandarillas ©
21-VIII-2011

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