domingo, 1 de agosto de 2010

¿TEATRO PARA NIÑOS?


De nuevo en el auditorio a disfrutar del teatro supuestamente para niños. Fue una divertida obra traída en un cuento de la Edad de Oro del XIX cubana, su autor José Marti; por medio de este cuento, demuestra a los niños lo importante de la inteligencia, el ingenio y el buen comportamiento, para salir adelante y ser feliz.

Esta compañía tiene 17 actores entre cinco y quince años, más dos adultos en escena. Tratan además de ofrecer esta labor teatral y acogen a niños con diversos criterios; pueden ser los padres quienes les lleven para que aprendan una actividad más educativamente hablando, por ser introvertidos, hiperactivos o poco sociales. Según explican, intentan aportar a estos muchachos el arte, socialización, convivencia, la música, el dibujo, etc., diversas artes y entretenimientos. La diferencia con otros sistemas es que aquí, se efectúan traslados internacionales. –Mientras explicaba todo esto, varios chiquillos se acercaron con cariño y abrazaron a esta persona, compartiendo de ella sus frutos secos, que era parte de su merienda, dando una sensación de ternura.

Dejaron en los espectadores de toda edad, con una actuación realmente profesional, músicas y aportación a la interactividad en el espectáculo, con casi hora y media de duración, sorprendidos y contentos.

Vestuario acorde, vistoso y brillante de los personajes, con el colorido en contraste con los papeles de animales o llamativos como el del juglar o bufón, que se encargó de ir presentando las diversas escenas del cuento. El zancudo gigante, aportó en escena la diferencia de estatura, aún más por el hecho de ser criaturas, dando a ver su grave voz, una risa bronca y fuerte, algo de torpeza y mucha, mucha fuerza. Estaba arreglado con ropajes oscuros que aumentaban la supuesta ferocidad.

La historia trataba de tres hermanos, Pedro, Pablo y Juan; el primero era gordo, grande y de pocas entendederas, el segundo canijo y delgado, el tercero pequeñito, ligero y hábil, por esa razón lo llamaron “Meñique”. En el palacio del rey creció un árbol gigantesco y encantado, además no había ni un pequeño manantial de agua. El monarca ofreció la mano de su hija a aquel que lo derribara y construyera un pozo.

Los hermanos partieron a probar fortuna, el único que consiguió todo eso fue Meñique por medio de la ayuda de algunos duendes, el hacha mágica o cha, cha, chá, el pico salsero, y la nuez de la que manaba constantemente agua, ellos traían consigo los bailes originarios de Cuba, sus sones tropicales. Pero la princesa e incluso el mismo rey, no aceptaban ese casamiento a pesar de salir triunfante de las otras, así que le propuso a este, una y mil pruebas más para evitarlo.

Aquí solicitaron ayudantes del público, que durante todo el tiempo fueron tentados a colaborar, aplausos, avisos y chivatazos a los protagonistas, pataleos, risas, les trasladaban casi dentro del cuento. Trabalenguas o ese juego tan famoso de “de la Habana vino un barco cargado con la letra…”; bailes, salidas del escenario con todos los espectadores, estos participando en canciones o juegos, con tanta desenvoltura que parecían ellos los artistas; los niños hoy tienen una soltura increíble.

Hasta consiguieron de seis personas mayores, la subida a las tablas, que participaron con interés y hasta pretendiendo ganar del lado de la princesa o de Meñique, se convirtieron en niños por momentos. Congas, bailes, golpes de humor del gigante apoyado sobre unos zancos, dándole un empaque impresionante; un personaje simpático que supo dirigir desde adentro.

Por supuesto que todo acabó bien, se casaron ambos, reinó Meñique con bondad y acierto y fueron felices durante todo su reinado y vida.

Una tarde de nuevo interesante y con aprendizaje, nada tiene que ver ser mayor para apreciar el arte hacia los pequeños, que además de ser formales y profesionales. Algunos de los más pequeños podían darse paseos fuera del escenario con toda libertad, demuestra ser tratados como lo que son, “niños”.

Se vio a los encargados de todo ello, director, cuidadora, etc., en los asientos más alejados, observando todo los incidentes con atención, cuidando detalles y niños de la compañía teatral, no fueran a perderse por ahí.

Aplausos cerrados y agradecimiento por ambas partes.

Este año hay una gran cantidad de espectáculos en este ayuntamiento, sin ir más lejos según concluyó el teatro, comenzaba una romería en la plaza del pueblo; es una forma más de alegrar el verano llegando a todas las edades y gustos; hace falta tiempo para acudir a todos y cada uno de ellos, sumándose las de vecinos municipios. Es difícil que ni en grandes ciudades, se desarrollen tantos eventos, a precios mínimos o como aquí, de forma gratuita.

El ánimo cultural sonríe satisfecho ante tanta oferta.


Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
31 de julio de 2010

2 comentarios:

Flor dijo...

Disfrutaste como niña
con gigantes y con hadas
y con mimo nos lo cuentas
en palabras ensalzadas

Es placer leer tus relatos
amenos y entretenidos
y disfrutar el verano
entre sueños compartidos

Nunca dejes de escribir
y compartir alegrias
en esta página de susurros
tus palabras nos reaniman

Anónimo dijo...

Lines..

Tu verano te entrega magníficas oportunidades de disfrutar a manos llenas, de eventos como los que describes.
Me alegro de poder participar de todo ello. a través de tí.

Un abrazo

Verónica