martes, 11 de mayo de 2010

FOLÍA A RAS DE TIERRA


Comienza en San Vicente de la Barquera, la fiesta de La Folía a las doce de la noche, de una forma espectacular. En realidad es el inicio del día grande. Hubo antes preliminares festivos, culturales en lugares históricos, verbenas, deportes, etc.

Expectantes ante el comienzo nocturno del domingo foliero, la pirotecnia estaba colocada marea baja, es un espacio que está en seco entre playas, coincide este espectáculo bajo el nivel del mar. El nivel del mar se establece en cada país, en un determinado lugar y zona. En España está en Alicante capital. Tomándose el nivel medio de las pleamares, quedó esta referencia de en el tercer escalón de su ayuntamiento, ahí está el “nivel “0”, es la referencia oficial de las cumbres y elevaciones. Para las profundidades, se logra con la media de las bajamares.

Fue un espectáculo magnifico, aunque el ruido ensordecedor produce sobrecogimiento, los pequeños asistían al evento tapándose los oídos. Figuras de cualquiera de los cuatro planetas anillados, palmeras coloristas y brillantes, corazones, mezclas de colores, silbidos, lo que la vista nos deparara y algo de imaginación. Se veían correr de un lado a otro a los encargados de encender las mechas, las conexiones van establecidas por seguridad en tramos. Por si mismos eran una exhibición, se movían en el suelo arenoso y duro con rapidez inusitada, en el oscuro de la noche pareciendo corzos iluminados.

Poco a poco consiguieron el objetivo de encender todo y la danza de colores comenzó durando 30 minutos. El efecto mejor fue la iluminación hacia la arena barrosa. Se distinguían en ella las pequeñas embarcaciones varadas en seco, inclinadas, cadenciosas, pues el lance pirotécnico les proporcionaba con las explosiones luminosas, un movimiento imaginado. Bellísimas imágenes, posibles tan solo en ese momento, dando a todas un engañoso color blanco debido al contraste de coloraciones. Se disfrutaba de un paisaje increíble, colores irisados, resplandecientes, que dejaban ese acento romántico, casi hipnotizante.

Acabó y el público se dirigió al baile y recinto de la feria. Hay cantidad de visitantes, tantos como hacía años que no se veía, se repitió en los tres días festivos. A tanto llegaba el gentío que una espectadora comentó cuando se dejaba paso personas cruzando, “da la impresión al abrirse, de ser el Mar Rojo al paso de Moisés y el pueblo hebreo”

A la mañana siguiente a las 8 horas, diana de la banda de cornetas y tambores, dos horas después un pasacalle ruidoso y alegre.

Se celebró el acto religioso, concelebrado por cuatro oficiantes con vistosas vestiduras litúrgicas, engalanados municipales, mandatarios, escoltas, Benemérita, cofrades, incluido los barquereños de a pie. En tiempos era costumbre estrenar ropa para esta festividad, hace más de un lustro conmemoraban La Folía el martes de Pascua, ahora siempre es en domingo y con pleamar en la tarde.

Por supuesto la Patrona coronada con un hermoso manto azul, profusamente bordado en oro y plata, al igual que su vestido blanco reflejando nuestro escudo bajo tiara dorada. El barco que la porta en las andas, con flores a borbotones, alegres como el mismo y claro día que regalaba el cielo.

Comenzó el acto religioso, acompañado por nuestra coral, subidos en el coro y complementando sus melodías con el órgano, sonando en conjunto de manera escalofriante, aunque agudizando el oído, se notaba cierta emoción en sus voces.
A pesar del gentío allí metido, los fieles mantenían cierta concentración en el acto religioso. En el momento de acabar la consagración, cuando se aglutina el máximo recogimiento, nos vimos sobresaltados por el repentino y estruendoso toque de la banda. Estremecimiento y susto general, aunque ya conocido es siempre inesperado, se llenó el recinto de notas que se disparaban en un eco interior, era lo que faltaba por disfrutar en esta iglesia, imponente.

Los ajenos a este episodio, dejaron entrever el corazón en su garganta. En la tarde comenzó la procesión hasta el muelle viejo, embarcaría en el navío de más reciente llegada o construcción al puerto barquereño. Son todos los barcos voluntarios y a pesar de tener que salir en fiesta, jamás se les oye protestar, cargados de todo los barquereños y otros romeros visitantes. Suelen guardar un orden y comanda la nave que porta la Patrona. Dicen que, “del barco al cielo, todo es barco”, se cargan hasta los topes, pero siempre contemplando la seguridad.

Una vez la presidente de la Cofradía Mayor da la orden, es levantada en las andas y comienza la procesión.

Salen por la puerta principal del templo al sur, rodeándolo por su parte más extensa, con el fin conseguir el orden estipulado, desde los abanderados, hasta el último de los acompañantes. El paso de los picayos porteando las andas es equilibrado y los que en ese momento están libres, resguardan en la parte de salida más estrecha, a la imagen y compañeros, para evitar interrupciones o tropiezos con el público.

Además varios cofrades con identificación, se encargan en este día de controlar y asegurar todos los eventos alrededor de la festividad. Siempre invisibles, no se les diferencia entre la multitud, trabajan salvaguardando todo el programa, no se les escapa ningún movimiento, ordenan los tramos, controlan, prontos ante cualquier contratiempo, incluso sobre la disposición de las autoridades. (1)

Los picayos porteadores son la “Escolta de la Virgen”, no sale de su capilla sin ellos, “nunca”, este muchacho lleva 24 Folias en estos quehaceres. Este año son un total de 42 miembros, siempre hombres, con la única premisa de tener 18 años, hay menores pero sólo acompañan; están colocados por altura para equilibrar el porteo.

Se reúnen al menos un mes antes para preparar desde el sábado santo, hasta la fiesta principal, todo y todos coordinados en horarios, gestiones y tareas. (2)

Se inicia la comitiva, la banda de cornetas y tambores, comienzan a la orden del cornetín de mando-también el final-, para que la caja-tambor de pie al desfile procesional, el bombo marca el paso de todos, incluidos las picayas y picayos portadores. Desde hace 2 años vestidos como todos, pantalón azul y casaca blanca, con bordados que reflejan el instrumento tocado, peto de gala y tafetán.

Este grupo musical empeñado en dejar en le aire este sonido acompasado, guiando todo el desfile, apropiándose de emociones contenidas, sacando del alma suspiros, recuerdos, llenando el aire de la alegría y reclamando la atención de todos en la imagen. (3)

Aparece el primero de los obstáculos a salvar por lo porteadores, el arco donde se bajará la imagen hasta el suelo, con el inconveniente de ser una cuesta con gran desnivel, piedras sobresalientes de la antigua calzada romana, que desnivelan las pisadas y el equilibrio. Aquí los picayos se ven ayudados por sus compañeros, normalmente son 12 en el transporte, (en el sábado Santo al ser menor peso, sólo 8).

Dificultad seria, casi arrastrando en la parte más elevada para que la imagen pase integra en su altura de esta puerta de Santander, en la antigua muralla. Quizá algún rasponazo en las manos por el empedrado o es posible que una mala postura, pero nadie ve un gesto de dolor, tan solo el sudar de sus rostros, de aspecto congestionado en ese crítico momento.

Sigue el ritmo en todo el desnivel de la bajada, se cambian cada 150 metros llevando cada uno más o menos de 40 kilos, -recordaba el viento de la procesión de las antorchas, era tanta la fuerza y velocidad que les desequilibraba constantemente y perdieron el paso peligrosamente-. Este recorrido dura una hora aproximadamente. Por fin llegan a la parada previa al embarque. Aquí depositan la imagen en espera de la canción y toque de panderetas de picayas. Crece el nerviosismo, se trata de meter en el barco todo el peso y Virgen sin daño.

Durante una lucha expectante, con movimientos oscilantes pero seguros, girando casi centímetro a centímetro, consiguen colocar a su Virgen segura. Es el momento de relajarse, tomar agua y sentirse satisfecho, de nuevo logrado, perfecto sin incidentes.

-Este chico cuenta que lo mejor con diferencia es la procesión del “Encuentro”. La Virgen es subida en sus andas hacia la iglesia mayor, allí ya se oye el repicar de campanas por la noticia de la resurrección de su hijo, estos chicos se arrodillan por tres veces ante Él, cargada a hombros, Ella se vuelve de espaldas para seguir de cara a Jesús en la marcha hasta el acceso al templo, entrará igualmente precediéndole en esa posición. La banda es la primera vez que acompaña en su toque este acontecimiento-.

Las 19 picayas –repiten 16- engalanadas igualmente con la vestimenta marinera, -excepto la falda y una medalla en la parte izquierda de la casaca, pendiendo de un corto lazo azul-, en espera de la parada de la Virgen y Patrona, se presentan en una extendida fila ante ella a lo ancho de la calzada, comenzando el este primer canto tradicional de 124 versos, , en algún momento arrodilladas, alzando más este año el movimiento de panderetas y lazos con el azul y blanco de la bandera. Acompañan a la virgen con otro himno previo embarque y otro dentro de él, de los ocho que se cantarán.

Suelen empezar el ensayo el jueves después de carnaval, cada día sin faltar incluidos domingos y festivos; este año fueron un total de 40 chicas, con la única premisa de ser solteras.

La recién estrenada preparadora este año, agradeció en el homenaje a la saliente sus enseñanzas, sabiendo la dificultad que tendrá en superar tantos logros. En esta su primera Folía, -en boca de su predecesora-, fue perfecta en el toque principal. Un sacrificio añadido para la nueva preparadora en su actividad como picaya, embarcó a pesar de sus aprensiones durante 7 de sus 8 Folias, con este estreno acumula 19, colaborando en la enseñanza de los ensayos comenzando con 14 años, ha tomado este reto con interés y a la vista de lo acontecido, con acierto. (4)

Respecto al embarque, la veterana saliente recuerda hacerlo con mares tormentosas, de manera que para mantenerse equilibradas se tuvieron que descalzar, inevitable mojarse con las olas, la dificultad de tocar pues habían de agarrarse con fuerza. Se sujetaron andas y Virgen ya que en el bajar y subir de los envites, saltaba o movía todo lo no fijado a la cubierta.

El recorrido marítimo este año fue largo, al desembarco a la vuelta de la Virgen para llevarla de nuevo a su ermita fue en el mismo orden, queda el último esfuerzo para todos y a los porteadores complicado por la altura de la entrada.

Se les ve en el arco colocados a nivel de suelo con las andas, de modo que han de hacerlo a pulso, agachados juntísimos, no se distingue el suelo por el que se arrastran con las andas, les estorban hasta los nudillos de sus manos, han de variar la postura, dirigiendo al milímetro los movimientos:

-Ha de pasar, vamos, vamos, a la izquierda, dice otro de los responsables…

-Por aquí ya pasa, hunde la mano en el suelo si es necesario.

-¡Cuidado, esa espalda que roza la puerta!, sigue, sigue “compañerín”, que lo tenemos.

Trasportada la imagen con las casacas blancas a sus pies, parece un manto níveo a sus pies, así lo aparentan. Consiguen la entrada perfecta y son aplaudidos por todos los allí congregados, tantos, que es dificultoso respirar, alguien es sacado por un desvanecimiento.

Entran y reposan andas y Virgen sobre el altar y se desplazan hasta llenar la sacristía, único lugar libre; más que apretados enlatados como las mismas anchoas, tan juntos como las piedras que arman esta capilla. Se oyen las panderetas con los últimos cantos, se aprecian mejor en este lugar bajo techo, tres son menos antiguas y se cantan antes de la Salve Marinera. Este canto conmueve en grado sumo, a todos… Entre congojas y notas, desde el rezo silencioso de agradecidas mercedes concedidas, emociones y energías positivas, no queda otra que dejarse llevar por todo esto, sentirse con ganas de mejorar y darse indulgencia.


NOTAS


(1)- La Cofradía de la Virgen de la Barquera se encarga de todo lo concerniente a su patrona, además de ser los que convocan a todos los participantes, horarios y cientos de trámites, estado de la imagen en la salida del santuario en esos 15 de días, etc. Son el alma mater de toda esta conmemoración, formalizando en general todo con rigor.

Los representantes de los picayos y picayas pertenece como regla inalterable a la “Cofradía Mayor”, que se compone de 12 miembros, representación obligada del presidente de la cofradía de pescadores, alcalde, párroco, representantes de los picayos y picayas, presidente, vicepresidente, secretario, tesorero, camarero mayor, corresponde además de los establecidos para la gestión de la ermita y sus necesidades, siempre importantes. Todos los cargos se eligen por los cientos de cofrades, (quizá tantos como 1000), aunque es posible hoy que cada barquereño o vecino del ayuntamiento, se admita como tal, siempre que deseen acudir a estas votaciones, con lo que la cifra podría quintuplicarse.

(2)-El uniforme de los picayos porteadores era en tiempos el oficial de la marina, blanco, con peto, tafetán negro,-luto por la pérdida de la batalla de Trafalgar, 1.805-, pues se les reclamaba por medio de ayuntamiento y comandancia para llevara la virgen a los soldados entrados en quintas. Hoy sin la milicia obligatoria, puede apuntarse quien lo desee, siempre que sean nacidos o conectados a la villa de alguna manera. Los trajes se los costean ellos, hoy casaca blanca, pantalón azul y los complementos habituales. Se visten de mahón, (ropa utilizada para el oficio pescador), como luto en la procesión de sábado Santo.

Comenta orgulloso que en cada hogar habrá algo relacionado con la Folía o participantes de esta tradición, uniforme, tafetán, pandereta, lepanto, baquetas, trompeta o boquilla, lazos, guardado y atesorado.

Pretende la reunión de todos ellos en todos los tiempos, es posible que lleguen a los 1000, tiene el proyecto casi concluido, este hombre vive todo esto hasta el tuétano, a tanto que en el recorrido profesional y a pesar de su gran afabilidad, se evade no viendo a nadie, se centra solamente en su Virgen de la “Barqueruca”.

Tradición ancestral, reconoce que apenas ensayan, tan solo acuerdan el lugar, algunas indicaciones y lo demás incluido el paso y movimiento, sale a golpe de corazón, intuitivos; tienen un paso rápido que asemeja el movimiento de las mismas olas, parece mentira que se mantenga todo en conjunto estable.

(3)-La preparadora hasta este año de las picayas, llevaba 25 años y 9 tocando, tan solo hubo un lapsus de un lustro por sus 3 maternidades. Comenzó con 13 años y de los nervios se quedó afónica, se llevó velo 3 años aún. Antaño se tocaba después de la misa mayor para ver la preparación de las interpretes, el error se pagaba destituyéndola, también se hizo en el convento de las monjas y en la puerta norte de la iglesia. Los ensayos son hoy en las escuelas; antes en el polideportivo o la plaza de abastos. Uno de sus muchos logros fue que marcaran el paso cantando y con el toque de pandereta a la vez. Recuperó también tres canciones de entonces.

Que ella recuerde, tan solo en un embarque cayó una persona, pues los barcos iban muy juntos y se balanceaban en exceso por sus estelas o baberos. Tiene un monumental repertorio de fotos antiguas, recuerdos gráficos de historia foliera y familiar. Han vivido de tal manera esta fiesta, que su padre comenzaba las comidas tocando el ritmo de la banda con los cubiertos. Muestra una foto con 10 miembros de su familia ataviados de picayos y otra de su nieta con 5 meses de esa guisa.

Entre los preparadores de estas chicas, hubo un muchacho en los 70 y dicen “Que lo hacía bien, muy bien”.

(4)La banda tiene en su uniforme el mismo colorido, un grupo que tiene proyectos que derivarán en algo social, para la gente joven, en lugares específicos, deportes, entrenamientos, respeto, saber compartir y ser menos individualistas. El presidente lo comenta con ilusión, puede ser un acicate para los jóvenes.

Llevan ensayando desde diciembre, todos los días. Tres cornetas fueron homenajeados este año acumulando de 25 a 35 Folias.

Hubo durante su historia cambios de edad, trajes, número de participantes, añadieron gaitas, gastadores, variaciones en desfile, etc. Corrió el peligro de desaparecer, en 1995 se hizo cargo un antiguo componente; un año después tocaron en Ribadesella hasta sin uniformes. Uno de los veteranos dice que tuvieron que ir de puerta en puerta para recuperar esta tradición, están contentos pero han sudado hasta “sangre” para sacarlo adelante, con costo personal y económico.

Hoy se nutre con mayoría de adultos, a los chiquillos les cuesta tomar parte en esta afición-tradición. Las chicas empezaron en el año 2000, es el único de estos grupos de Folía que abre sus puertas a los dos géneros.

Será necesaria dejar patente esta historia, repleta de personas, anécdotas, esfuerzos desinteresados y una buena razón para celebrar alguna conmemoración desde su fundación, junto con una exposición de fotos antiguas con esa referencia.

Comenta su presidente tranquilo y sencillo, que es vivido de manera indescriptible, desde su infancia y rodeado de su familia, activos todos- reconoce que uno les salió deportista-. Comienza el entrenamiento en enero para la cabalgata de Reyes, son 5 meses de ensayos.

Igualmente es tradición la degustación de las famosas anchoas a la barquereña –un picado de ajo, pimiento y huevo- y un “mezclaucu” en la mañana festiva, tradición de los “pejines”.

El municipio colabora en muchos de estos aspectos, pues a pesar de ser innecesario el pago de estos participantes, han de preveer la seguridad, orden, bailes y feria, control del tráfico, asunción de seguros generales, condicionantes de apoyo y por supuesto el agasajo y homenajes en algún evento de agradecimiento. Suele saldarse con reuniones en los que se aprecian menús además de un alegre y manifiesto compañerismo.

Se han desarrollado varias novedades en estos grupos.

1º vez que tocan la banda en el barco y el “Encuentro” del domingo de resurrección.

1º vez que detenidos ante la cruz donde se juntan en una fotografía ya clásica, antes de la entrada de su Virgen, interpretando la marcha real.

1º que acompañan niños y niñas casi bebés a las picayas de la mano, antes lo hacían delante de ellas de izquierda a derecha.

Ha sido año de homenajes a participantes en estas actividades, a la picaya y picayo preparadores de años, que voluntariamente dan paso a la siguiente generación, En los discursos habidos se reconoció su entrega altruista y la necesaria ayuda de unos para con los otros.

Es coincidente con la conmemoración en este año del “8º centenario de la entrega del Fuero”, cantidad de novedades, cambios, historia y cultura reciente, mezclada con nuestras raíces ancestrales. Un aniversario repleto de convivencias y cultura.

Queda por reseñar la inverosímil cantidad de personas albergadas en el santuario de la Virgen, personas agarradas y subidas en las rejas como arañas, apoyadas tan solo en la punta de los dedos, rebosando, gentes hasta en el más inimaginable resquicio, a la vez que respetando a su Patrona y protagonistas. Al culminar fue un incesante salir y salir de fieles que llenaron toda la calzada; pareciendo imposible que cupieran en su interior. No puede calcularse, pero pudieron entrar allí más de 1.000 personas.

Se ha de homenajear también quienes se quedan sin compañía, en espera del regreso de esta voluntaria y activa participación, su Folía está en el trabajo de preparar trajes, comida o acompañamiento, agua, algún remedio para llagas, heridas o con repuestos, durante esta multitudinaria y apasionada procesión mariana o, suelen ser las madres y esposas e hijos…No se quejan, viven estas Folías solos, pero ha de ser así.

Hay otro grupo que permanece en el anonimato, son los que arreglan, asean y ornamentan todos los espacios, asociaciones o equipos, congregaciones religiosas, vecinos que aportan lo que se necesita en todos los aspectos, ellos que jamás se dan a conocer pero que sin su trabajo, esto iría de cabeza. Gracias.

La Folía algo más que una festividad hacía la estética, “Es un sentimiento que se vive desde adentro, emociones y energías positivas que se extienden emotivamente al conjunto de personas asistentes, nadie queda ajeno a esta sensación”. Son la fiesta de la Folía y el esfuerzo a “Ras de Tierra”.

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
18de abril de 2010

4 comentarios:

Anónimo dijo...

De agradecerte, por tu texto, narrado tan explicitamente, mostrandonos parajes de esa Fiesta que engalana tu Villa, por permitirme estar allí a traves de tus letras, y tambien, por tu compañía.
Abrazos

V.

Flor dijo...

A ras de los sentimientos asi he leido tu relato,pues he sentido la emoción de lo que significa esta fiesta para nosotros,asi es la verdadera FOLIA,magnifico relato,de verdad,besitos

rosa dijo...

Me ha encantado, muchas felicidades, de verdad, es super bonito, no me lo esperaba, mi más sincera enhorabuena

Pili dijo...

Es una narración preciosa, aunque claro, viniendo de Lines, tampoco esperaba algo menor en calidad y sentimientos.
Eres un fenómeno guapa