miércoles, 12 de mayo de 2010

LLOVIENDO EN LA COSTA BRAVA

Lo de no quitarse el sayo hasta el cuarenta de mayo, no fue dicho sin motivo. Frío no hace, pero un buen sayo que nos defendiera de la lluvia y el viento, hubiera sido suficiente para no pasar hoy el día encerrados en el hotel. Verdad es que como el Inserso tiene previstos casi todos los contratiempos, pone un monitor de actividades de ocio para distraernos como si fuéramos bebés en una guardería, pero que quieres que te diga: lo de la gimnasia rítmica, tiros de dardo y otras cositas por el estilo, me dan un poco de risa.

Tampoco puedo entrar en Internet porque en este momento están reparando los ordenadores que hay en la planta baja del hotel, y de momento nos dejaron sin conexión al wifi. Como consecuencia de todo ello mato el tiempo escribiendo esto que lees.

Calella, que quieres que te diga. Por lo que he visto hasta ahora solo puedo decirte que es un pueblo largo y estrecho con una playa inmensa, y un paseo marítimo casi interminable que para mí, tiene un defecto: carece de una acera pavimentada por donde poder caminar cómodamente. Hay anchura suficiente, y por tanto lugar señalado para que marchen los coches e incluso para que aparquen a lo largo de toda la playa. Hay carril de bicis y bancos para que el viandante se siente, árboles que den sombra, e incluso vía del tren que cada poco pasa raudo como una exhalación. Pero el paseante ha de caminar sobre gravilla crujiente y polvorienta nada agradable.

Mirando al mar, todos los hoteles, que no son pocos, quedan juntos amparados al costado de un promontorio que hay a la derecha, y el pueblo se extiende en la llanura izquierda. Son tres o cuatro calles largas como un día sin pan, y la del centro, peatonal y comercial recuerda un poco la popularmente llamada “calle del Coño” de Benidorm, pero con menos empaque. Fuera de estas cuatro o seis calles principales, algo que no esperaba: ¡hasta la limpieza es escasa! Hay papeles y plásticos por todos los rincones en cuanto te sales del centro. Y luego los catalanes se creen los inventores del progreso…

Mira que bien. Hoy miércoles dejó de llover y nos fuimos a Vilassar de Mar porque me dijeron en la oficina de Turismo que allí se encontraba el mayor mercado de plantas ornamentales de Cataluña, que era interesante ver descargar los camiones que llegaban de Holanda, y como se hacían la venta y la distribución Pero al llegar encontramos que dicho mercado estaba a tres kilómetros de la estación, y además que debimos de haber madrugado un poco más, que íbamos tarde, y decidimos cancelar la visita; volvimos a tomar el tren eléctrico de cercanías y visitamos Arenys de Mar, que como todos los pueblos de veraneo, en este tiempo es ver una jaula sin pájaros. En todas las estaciones de este ferrocarril que se extiende a lo largo de la región del Maresme desde Barcelona a Tordera para introducirse luego en plena Costa Brava hasta la frontera con Francia, pudimos comprobar que los avisos relativos al tráfico, los daban en catalán y castellano, y las pocas personas nativas hasta las que hoy me he dirigido, me han respondido con suma amabilidad en la única lengua que yo entiendo. Y hasta encontré a una señora que me dijo haber estado el verano pasado en Cantabria y Asturias donde vio los paisajes más bonitos de su vida. Como consecuencia de ello me han empezado a caer mejor los catalanes. Aclaremos, me refiero a los catalanes de a pié, pues pienso que, como dicen en mi pueblo, los que joden la marrana son siempre los políticos con sus trapicheos de asuntos sucios que tan bien saben manejar sobre todo cuando con sus polémicas disimulan el engrose de sus bolsillos.

Está visto que los años no perdonan. Dije que en las estaciones del tren daban los avisos en catalán y castellano. ¡Como no los van a dar en castellano siendo los trenes de RENFE! Ya veremos si tomamos los autóctonos, si es que los hay.

Hoy fuimos a conocer Gerona. Visitamos el lago de Bañolas que me pareció de una belleza extraordinaria con la frondosidad del bosque que crece en torno a él reflejándose en el agua. Dimos un paseo en barco que duró una media hora, y me pareció otra maravilla las poéticas explicaciones que por megafonía nos dio el piloto al tiempo que se ocupaba del timón. Tanto y tan bien habló de este lugar y de otros lugares de España, que al desembarcar le pregunté si era o no era catalán. Soy catalán y soy español me respondió con una sonrisa. Siempre lo dije yo, en todas partes hay de todo, y por las acciones de uno no se puede juzgar a al resto. De Bañolas fuimos a Besalú, el pueblo medieval más impactante que he visto en mi vida, y me atrevería a decir que además es el mejor conservado y bonito de cuantos conozco. Al llegar a él, la estampa del conjunto monumental que ofrece al visitante le obliga a buscar de inmediato la cámara fotográfica, para empezar a disparar, y dejar de hacerlo cuando se le acaba la batería. Terminamos el día visitando los monumentos de Gerona capital que también tiene lo suyo, y como el tiempo dio para mucho y en el bus se convive hasta con el lucero del alba si cuadra, hicimos amistad con un grupo de menorquines majos como ellos solos.

Hoy viernes volví yo solo al Mercado de Plantas Ornamentales de Cataluña que me pareció fabuloso. Madrugué y le vi a gusto y con tranquilidad. Un mercado gigantesco de estructura metálica rodeado totalmente de camiones donde descargaban los procedentes de Holanda y algún otro país, y cargaban los de las cuatro provincias catalanas. Nunca vi tanto colorido si exceptuamos el de los Carnavales de Tenerife, que nada tienen que ver con esto. Pienso que tanta variedad de flores y plantas será difícil, por no decir imposible, que vuelva a verla. Por cierto, el mercado no estaba lejos de la estación, solo pasó que el día anterior nos apeamos en una estación anterior a la que había que hacerlo. Por la tarde fuimos a Blanes y lo peor fue el aire frío que nos molestó un rato, pero mereció la pena conocer el pueblo.

El sábado madrugamos porque el viaje era largo. Principal objetivo, visitar el museo Dalí en Figueras, así que a las ocho y media de la mañana tomamos el tren en Calella hasta Maçanet donde había que hacer trasbordo de tren, y este trasbordo nos retrasó el viaje justamente una hora, que fue lo que tardó en llegar el que debíamos tomar. El paisaje desde el tren me gustó bastante más de lo que esperaba; es un terreno sumamente fértil a juzgar por la abundante vegetación natural y las llanuras de huerta cultivada.

Creo que fue en Gerona ciudad donde entraron al tren y se sentaron a nuestro lado una pareja de enamorados. Se pusieron uno frente al otro, y mientras se acariciaban y besaban, iniciaron entre ellos una conversación apasionada, y se olvidaron totalmente del mundo que los rodeaba. Poco de particular tendría la cosa si exceptuamos que ambos padecían síndrome de Down.

Pienso que en algún tiempo se tuvieron que cosechar en la comarca muchos higos, de lo contrario no me explico el nombre. Figueras es un pueblo grande y tiene una rambla al principio de la cual, los sábados se hace el mercado bajo el amparo de una cubierta metálica y esbelta que le imprime un sabor especial. Dice la propaganda que el Museo Dalí de Figueras es el segundo más visitado de España después del de El Prado de Madrid, y a juzgar por la gente que vimos hasta puede que sea verdad, y no un farol catalán. También nos dijo alguien que este museo no deja indiferente a nadie. O te gusta mucho, o echas pestes de lo que ves. Nosotros éramos cinco, y nos maravilló. ¿Que qué hay en el museo? Bueno, a Dalí no se le puede explicar, como no se puede explicar un sueño, y menos cuando se trata del sueño de un loco. Como mínimo, Dalí es fascinante, y de eso se da uno cuenta cuando, por ejemplo, como ahora, se contempla un conjunto de obras suyas tan variadas e imaginativas, y no viendo un solo cuadro o diseño.

Y como no puedo dejar de alternar las cosas del espíritu con las realidades mundanas, en el mercado de Figueras compré unas plantas de apio para plantarlas en mi huerto, lo que sirvió para que durante el resto del día me estuvieran tomando el pelo los componentes de la expedición. Después tomamos un autobús para conocer Cadaqués, el pueblo elegido por Dalí para vivir con Gala. Pasamos por Ampuriabrava y desde el bus admiramos la bahía de Rosas que calculé sería un lugar idílico para unas vacaciones de verano. A medida que subíamos los montes del cabo de Creus se nos iba ensanchando el panorama, y a cada curva descubríamos los paisajes más espectaculares. Cuando empezó el descenso a la vertiente oriental se puso de manifiesto el ímprobo trabajo de los antiguos catalanes que llenaron estos montes de bancadas donde plantaron los miles de olivos que aún enriquecen hoy a esta zona. Cadaqués es un pueblito blanco que cuelga sobre el mar, y a mi me recordó a los pueblos increíbles de las islas griegas. El pueblo está abrazado y protegido junto a su bahía por los brazos maternales de la montaña que se alargan en el mar, y me fue fácil comprender que Dalí eligiera un lugar así de apartado y paradisíaco para reposo y solaz de su mente tormentosa. Al tomar de regreso el bus, había perdido las seis plantas de apio que tanto cuidé durante gran parte del día

El domingo visitamos aquí en Calella una tradicional exposición de rosas que hacen todos los años. Los catalanes aman las flores, pero creo que sienten especial predilección por las rosas, porque cualquier motivo es bueno para regalar una. Había multitud de variedades y algunas espectaculares por su tamaño, por sus colores delicados o profundamente acentuados, y por su perfume, que todo contaba a la hora de competir por los premios. Por la tarde nos fuimos en tren a Barcelona con el único objeto de visitar el Parque Güell que es un lugar emblemático de la Ciudad Condal que no conocíamos, y realmente mereció la pena. A Gaudí no le quemaría el cerebro como a Dalí, pero seguro que sus neuronas estuvieron poco más o menos de aceleradas como las de aquél, para crear tanta maravilla.

Y ya como final de excursiones, hoy martes nos fuimos a Tosa. No se porqué me ha costado tanto retener este nombre. Tanto me ha costado, que para enhebrar el recuerdo, me he dicho: “Tenga usted catarro” Pues si tiene catarro, ¡Tosa! Casi me pasa como aquél que entró en una farmacia pidiendo “pastillas de ácido de acetil-salicílico”. ¿Aspirinas? –Le pregunta el mancebo. –Eso, coño, que no me acordaba.

Madrugamos un poco, y para ir a la estación que está en la otra punta del pueblo, recurrimos la calle principal justo cuando lo comerciantes abrían sus negocios, y comprobamos como cada uno de ellos barría y pasaba fregona al trozo de calle que correspondía al frente de su comercio. Esto solo lo había visto hacer hace muchos años en Mons, una ciudad de Bélgica, y recuerdo que comentándolo una vez con un grupo de comerciantes de San Vicente de la Barquera, se volvieron de espaldas a mí cuando les llegaron palabras que no les interesaba escuchar.

Fuimos en tren a Planes y allí tomamos el autobús. Cruzamos Lloret de Mar que tenía más aspecto de ciudad que de pueblo, y comentamos que parecía otro lugar interesante donde pasar nuevas vacaciones. El paisaje desde Lloret a Tosa es accidentado y la carretera sube, baja y se retuerce ofreciendo en cada curva preciosas panorámicas llenas de pinos y chales que parecen competir en caprichosas y caras construcciones. Tosa es un pueblo precioso en torno a una cala de aguas azules, que hoy quizás por la luminosidad del día y el reflejo de los pinos, el azul tomaba tintes verdosos que recordaban los colores turquesa de las aguas del Caribe. Tiene a la derecha de su playa un promontorio con fortificaciones medievales muy bien conservadas y mejor restauradas, y en la cima está el faro desde donde mirando a la izquierda se contempla el pueblo entero en torno a su playa en forma de media luna, y al frente se ve la inmensidad del Mediterráneo tan bien cantado por Serrat. Creo que es otro de los pueblos de visita obligada en esta zona.

Nos quedan solo dos días, y ya muy lejos no iremos. Mañana hay mercadillo en Pueblo Nuevo, y a lo mejor nos damos un paseo hasta allí porque a las mujeres les gustan los mercadillos, y quien sabe si yo puedo encontrar nuevas plantas de apio.

Jesús González González ©
Mayo 2010

1 comentario:

Flor dijo...

Vaya vacaciones mas bien aprovechadas,te ha dado tiempo a todo y se nota que estas te han gustado mas que las del año pasado,ha sido un placer volverte a leer tus palabras,que sepas que se te echa en falta,aunque me alegro mucho que lo hayas pasado bien,nos veremos pronto.

Y espero que encuentres el apio,muchos besitos.