Podría ser tan invisible como el Yeti, sí que podría, al menos para mí. He oído su nombre, incluso la he leído al final de alguno de mis osados escritos. Pero verla no.
Así que me he imaginado un ente muy grande, con fuerza, inquieta, transparente, escondida entre maderas en su hogar, sin molestias, laborando pues nada tiene que ver con ningún destructor caprichoso. Al contrario, es benefactora.
Sus huellas, sus pisadas van dejando el rastro. En lo alto de esta península, allá arriba en La Revilla, en la calle alta de San Vicente, donde los vientos vienen y van, llevan y traen, hace con sus manos bellezas de laboriosos esfuerzos, maravillas y en cantidad.
Muchos afirmaban conocerla, yo me extrañaba, fanfarronadas. Por pensar, pensaba que no existías siquiera, que eras ese anhelo que buscamos, utopia quizás. ¿Fantasía? Increíbles aventuras y atrevimientos que contaban, destrezas sin igual, desterraba esa posibilidad y otras. Pero un día en un recóndito rincón del centenario castillo, en un mes frío, pude apreciar una de tus grandes huellas. Era innecesaria la firma. Empecé a tomarme en serio tu autenticidad.
Eras enorme, fuerte, llegabas a donde te propusieras, en los inviernos o veranos, lejos o cerca, alto o bajo. Llegabas a todo y a todos; qué curioso no te temían, te admiraban, con eso que llamas reto a lo nuevo, desinteresada, pero sé que necesitas sustento como todos, atención. Prodigas tiempo, salvas de ocasiones comprometidas, prefieres seguir sin embargo en un papel secundario.
Pero me propongo sacarte a la luz, a la vista de todos, agradecer tu interés en ese trabajo precioso, sin el cual a la entrega de ese libro de recuerdos para María, hubiera pasado casi desapercibido.
Eres la “admirable mujer de las Nieves”, porque así es como te llaman desde que naciste. Muchas gracias por ese trabajo y otros que he visto, ese admirable tesón, compromiso y perfección, no quisiste contar a la hora de ese regalo, dijiste: "Es algo vuestro, solamente vuestro. Yo he colaborado pero salió de vosotros la idea".
Bueno pues, aquí el agradecimiento, el estupor ante semejante trabajo de artista, que por lo dicho anteriormente muchos conocen; como persona tienes muchas y buenas definiciones, tus habilidades irán al unísono con tu inteligencia y tu bondad.
Debido a eso no creía en tu existencia. Ahora ya conocida espero poder conversar o estar en silencio en algún lugar, quizá tu energía se extienda impregnándome, que buena falta me hará.
Si los abrazos tuvieran precio, tendría muchos que entregarte, pero siguen siendo trasportes de emociones, solo sirven para personas con extensos valores, justo como tú.
Te dejo el abrazo esperanzado de seguir encontrando personas así, he tenido la suerte de conocer a muchas. Hacía mucho que no sucedía y pensé que no quedaban ya. Gracias Nieves. Gracias artista.
Ángeles Sánchez gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
25 de febrero de 2010
Así que me he imaginado un ente muy grande, con fuerza, inquieta, transparente, escondida entre maderas en su hogar, sin molestias, laborando pues nada tiene que ver con ningún destructor caprichoso. Al contrario, es benefactora.
Sus huellas, sus pisadas van dejando el rastro. En lo alto de esta península, allá arriba en La Revilla, en la calle alta de San Vicente, donde los vientos vienen y van, llevan y traen, hace con sus manos bellezas de laboriosos esfuerzos, maravillas y en cantidad.
Muchos afirmaban conocerla, yo me extrañaba, fanfarronadas. Por pensar, pensaba que no existías siquiera, que eras ese anhelo que buscamos, utopia quizás. ¿Fantasía? Increíbles aventuras y atrevimientos que contaban, destrezas sin igual, desterraba esa posibilidad y otras. Pero un día en un recóndito rincón del centenario castillo, en un mes frío, pude apreciar una de tus grandes huellas. Era innecesaria la firma. Empecé a tomarme en serio tu autenticidad.
Eras enorme, fuerte, llegabas a donde te propusieras, en los inviernos o veranos, lejos o cerca, alto o bajo. Llegabas a todo y a todos; qué curioso no te temían, te admiraban, con eso que llamas reto a lo nuevo, desinteresada, pero sé que necesitas sustento como todos, atención. Prodigas tiempo, salvas de ocasiones comprometidas, prefieres seguir sin embargo en un papel secundario.
Pero me propongo sacarte a la luz, a la vista de todos, agradecer tu interés en ese trabajo precioso, sin el cual a la entrega de ese libro de recuerdos para María, hubiera pasado casi desapercibido.
Eres la “admirable mujer de las Nieves”, porque así es como te llaman desde que naciste. Muchas gracias por ese trabajo y otros que he visto, ese admirable tesón, compromiso y perfección, no quisiste contar a la hora de ese regalo, dijiste: "Es algo vuestro, solamente vuestro. Yo he colaborado pero salió de vosotros la idea".
Bueno pues, aquí el agradecimiento, el estupor ante semejante trabajo de artista, que por lo dicho anteriormente muchos conocen; como persona tienes muchas y buenas definiciones, tus habilidades irán al unísono con tu inteligencia y tu bondad.
Debido a eso no creía en tu existencia. Ahora ya conocida espero poder conversar o estar en silencio en algún lugar, quizá tu energía se extienda impregnándome, que buena falta me hará.
Si los abrazos tuvieran precio, tendría muchos que entregarte, pero siguen siendo trasportes de emociones, solo sirven para personas con extensos valores, justo como tú.
Te dejo el abrazo esperanzado de seguir encontrando personas así, he tenido la suerte de conocer a muchas. Hacía mucho que no sucedía y pensé que no quedaban ya. Gracias Nieves. Gracias artista.
Ángeles Sánchez gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
25 de febrero de 2010
3 comentarios:
Ángeles, he tenido que leerlo varias veces para cerciorarme de que esas palabras tan bonitas hablaban de mi.
Estoy tan emocionada, que no puedo expresarme mejor, no tengo palabras.
Tengo que decirte, que cuando he entrado en la página del Taller para leer lo último que habéis escrito y vi "La mujer de las Nieves", noté algo extraño, me sentí identificada con el título y seguí con la lectura, mi vanidad afloró en ese momento.
Acto seguido, mi modestia me colocó en mi sitio y me dijo, ¿como puedes pensar que es para ti?
Serénate, asimila lo que estás leyendo y llega al final.
Y llegué al final, fuí al principio, así durante un buen rato, y cada vez que lo leía me parecía que era nuevo para mi, supongo que los nervios jugaron un poco conmigo.
Cuando te vea, espero expresar todo lo que sentí y lo emocionada que sigo estando.
Muchas gracias.
Nieves
Alguien tenía que decirte la verdad. Desde luego que nos veremos. Quizás debieras plantearte lo de escribir con nosotros, comunicas y eso es interesante, a lo mejor alguien que lo leyera se sentiría cómodo ante tus letras, como me siento yo, llegas...Lines.
Nadie mejor que tu para expresar como es Nieves,cuando veas el útimo trabajo que ha echo te sorprenderas,es grande por dentro y por fuera y ademas humilde,desde aqui gracias a las dos a ti por haber escrito esto tan bonito y a ella por hacerme tan feliz con mi libro de poemas,besitos.
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