lunes, 22 de marzo de 2010

"HOY TE QUIERO MÁS QUE AYER…

…Mañana ya veremos", era el título de la obra teatral en el auditorio de San Vicente.

Sabía que habría teatro pero se me despistó el día concreto; como siempre, mi suerte acompañó a la causalidad y me lo indicaron justo antes de comenzar la obra.

La sonrisa se dibujó en una mueca constante, además de carcajadas descaradas, a veces hilarantes, durante todo el acontecimiento. Los dos únicos actores Chus y Fernando, pertenecientes a la compañía “Sileno tetro”, nos mantuvieron en un silencio tan solo interrumpido por las carcajadas, en esos momentos esperaban a reanudar el diálogo, pues tenían regulado esa respuesta. El argentino José Montero es su autor.

A veces esta escenificación, daba descargas de realidad reconocidas por el público y los pequeños comentarios al oído del compañero de turno.

Está promocionado por el ayuntamiento y la D. G. de la mujer. Es el interminable desconcierto de la pareja, seres distintos con diferentes roles, en esta sociedad que a medida que necesita cambios, se ven reflejados en las familias.

Tanto ella como él, refieren en personajes reales teñidos de la comedia y humor que le quitan “hierro” a casi un drama personal, desarrollada a todos los niveles de la convivencia de hoy.

Acompañó una buena música, con los tonos adecuados a las escenas en cuestión, reconocidas, con el suficiente contenido melodioso que cada escena demostraba, romanticismo, tranquilidad, cortante, temor, enfado, alegría.

Comenzó el primer acto donde Eva reclamaba a Dios una compañía, pesar de la suerte de vivir en el paraíso, este le recomendó hacer creer al futuro compañero que fue el primero en ser creado, su inteligencia y demás aspectos favorables en su personalidad. Esta situación ya da idea de lo que esta comedia humorística y a la vez con su fondo de realidad nos mostraría. Únicamente aportaban para la escena una hoja de parra sobre la ropa.

Al paso del tiempo, cada uno asumió el papel de fuerza o sensibilidad que les proporciona la necesidad de cada momento.

Hasta llegar entre risas al momento del meollo en escena. La pareja discute sobre la opción de casamiento. Ahora parece ser la mujer quien declina y el varón quien desea esa unión. Las cosas cambian. Ella pretende demostrar los inconvenientes de la vida en común. La monotonía, el aburrimiento, la falta de pasión, el compartir pocas cosas, gustos dispares y la pretensión del señor en ser servido a pesar de que ambos trabajan fuera. Se nota la realidad, la crianza de estos con el mensaje de aislamiento del hogar y el descuido en la familia.

Ha llegado el primer hijo, el parto y la llegada del bebé, su padre se siente raro porque no tiene parecido, llora, necesita atención y comida. Él pretende dedicar cuido y al fraguar termina comiéndose el “putito” (potito). Se apreciaba en las siguientes escenas el descuido de ambos en su aspecto personal incluso. La escenificación de lejanía en la relación, soledad, desencanto, casi resentimiento, disgusto, infelicidad. Cansancio ante una convivencia falta de aliciente, sin intento de cambio o sacrificio para bien de la pareja.

Ella tampoco parece tener esa preparación maternal tan desarrollada como la enseñaron, también intenta cambiar. Los cambios no son repentinos, van despacio, a veces hieren, otras tardan, adaptaciones con algo de rabia y acritud, pero que en esta ficción son trasladadas con ingenio, ironía y jocosidad. Demostraban el casi hastío a los 10 años de relación, alguien dejo caer en el público: Imagina si llevaran 30 como yo; risas de compañeros y parte de los asistentes que lo oyeron, quizás era su misma situación. Hasta sus opiniones sobre la libertad de su hija fueron discrepantes, es posible que siendo niño la respuesta del padre fuera otra más liberal.

En esta nueva escena, representan algo a celebrar; es el divorcio. Parece dar a ambos un cambio, un relajo o descanso. Empiezan de nuevo una vida sentimental con nuevas parejas, pero se entiende que este acto es una forma de cortar la desidia parece quedar la llama del cariño entre ellos. La posibilidad de unirse de nuevo, es posible que llamados por el giro propio, por el reconocimiento de valores, por ese cambio. Es la diferencia de su monotonía de pareja. Ambos piensan que sus hoy amores, terminarán de la misma manera. Evidencia la falta de adaptación de ambos.

Resuelto toda esta situación con frases célebres de filósofos, escritores, personajes de valía en la historia lejana y también contemporáneos. Todos definen las relaciones con pensamientos dispares, valorando o denostando a ambos componentes, definen lo bueno y lo opuesto, es la pregunta de siempre, ¿Qué fue primero, él huevo o la gallina?, siempre sin respuesta, sin arreglo, porque amigos míos hemos de reconocer que somos distintos, que a través de los tiempos nos hemos adaptado a necesidades sociales, que nos enseñan o muestran un determinado papel.

El problema que en este proceso de cambio siempre pierde alguien, sus sentimientos, el disfrute de sensibilidades por un lado y de la independencia de otras, al final se sacan de quicio las carencias de ambos, aunque la mujer en momentos de la historia ha perdido bastante de su personalidad o derechos como persona.

Es un camino dificultoso, un desencuentro más evidente y a flor de piel, que por otro lado siempre estuvo latente, ahora simplemente se manifiesta hacia fuera. Lo peor en esta senda es la infelicidad o hace unos años la ignorancia de poder vivir felizmente de la pareja y descendientes.

Para dejar un buen sabor de boca, pudimos apreciar de nuevo a estos dos actores que por si solo llenaban otros personajes de esta historia o drama encubierto de humor, es posible para solapar la falta de comprensión de pareja; pues bien, se trataba de la puesta en escena sobre la forma de piropear a las damas, otro vestigio de la enseñanza de hombretón que se les ha dado.

Vestido con corrección, con una gorrita y gafas de sol, dándole una figura chulesca y pagada de si misma, con algunos movimientos pélvicos que para sí quisiera la “profe” de la danza del vientre o el jefe de baile en sus movimientos salseros o más a más, ya quisiera Elvis Presley en sus mejores años. ¡Por Dios que casi se desencuaderna!, la camisa fuera, los pantalones descolocados, movimientos de todo su cuerpo exagerados y casi imposibles. Ella con ese desinterés o curiosidad ante un señor plasta, finalmente se enfadó por la pesadez del piropeador y le despidió de su cercanía ofendida y con cajas destempladas. Todo ello demostrado en gestos y actitudes, con mímica, en definitiva teatrales en toda la extensión de la palabra.

Qué buenos actores, cuánto dijeron de la vida real con la suficiente gracia y profesionalidad, dejando la posibilidad algo real y actual, con risas y buenas artes, pero dejando por ahí suelta una reflexión para madurar, reconocer y tratar de cambiar sin miedos y probando suerte con el cariño y las relaciones de pareja. No temer el futuro, vivir un presente y mantener la posibilidad de cambio y adaptarse para que no se nos muera en el corazón la vida en común de individuos diferentes. Aprender juntos. Enseñar a los que vengan y dar oportunidad de explicarnos y… comunicarnos.

Los espectadores estarían alrededor de 75, ¡lástima!, se lo perdieron.

Qué buen fin de semana, aplaudo el acierto de esta función teatral, grandes actores, nos hipnotizaron y nos auparon hacía su escenario, se vivió con ellos y dieron a percibir la idea del autor argentino, acertada por ser la vida misma. Enhorabuena.


Ángeles Sánchez gandarillas ©
San Vte de la Barquera
20 de marzo de 2010

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