jueves, 26 de noviembre de 2009

COMENTARIO A CASIMIRO

La alcoba estaba en penumbra. Solamente la débil luz de las dos velas encendidas que custodiaban la cruz de bronce que había tras el ataúd abierto, permitían adivinar más que ver, el rostro marfileño del cadáver. Fuera, en la sala, una docena de viejas ensartaban un repetitivo “ora pro nobis” por el alma del difunto.

Silenciosa, como un fantasma negro, entró la viuda con un pañuelo blanco entre las manos. Miró al muerto. Con la punta de los dedos acarició la fría cara que parecía hecha de cera, y murmuró:

Casimiro, para no perder la costumbre, te fuiste como siempre hiciste tú las cosas; así, de repente. Aprovechaste que pasaba por tu lado el infarto para no decirme ni adiós. Podías haber alargado la vida hasta decir: “que me muero, María” “Te espero en el otro barrio con los brazos abiertos”… Pero no. Te fuiste de mi lado de sopetón; casi como viniste. ¿Recuerdas Casimiro? Llegaste un día a mi lado y empezaste a hablar para seguir hablando otro día, y otro, y otro… Yo esperaba una declaración de amor bonita. Esperaba un poema, por lo menos una flor con unas frases de esas que aparecen escritas en las tarjetas hechas para los novios… Pero ca. Tu ni pío. ¡Qué poco romántico fuiste, Casimiro!. No fuiste romántico, ni reumático. Que bien ligeras tenías las manos para meterlas por un sitio y por otro, pero siempre en silencio, sin una frase bonita. Sin un ¡te amo mi vida!. Lo más que hiciste fue resoplar, y agarrar por aquí, y por allá… ¡Cuantas horas los lunes cosiendo botones a las blusas y tirantes a los sujetadores…! Y después, un día nos casamos así, sin más… Sin una declaración como Dios manda. ¿No crees que de verdad fuiste un soso? No es un reproche Casimiro, que tu sabes que en el fondo yo me conformo con todo. Es solo un comentario que hago ahora que estás quieto y callado. Ahora que sé que no me vas a contestar como me contestabas, siempre diciéndome que soy una pamplinosa, que no hago otra cosa que pedirte tonterías de las que hacen y dicen esos payasos de artistas que salen en la tele… Pero, ¡me hubiera gustado tanto una payasada de esas que tu dices…!

Jesús González González ©
Noviembre 2.009

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