jueves, 10 de septiembre de 2009

EL RECUERDO, MARIPOSAS, HADAS, PIRATAS...


Este domingo último de agosto, participé en la tarde, en una de las fiestas para el disfrute familiar al aire libre de estos pueblos, “El Recuerdo”. Este año por circunstancias se atrasó, lo normal es el primer domingo de agosto. Celebración religiosa con las picayas de La Acebosa en la mañana, por la tarde risas, comida, juegos, recuerdos, maquillaje, baile, más risas, etc. Aquí dejo dicho que los mayores participaron en juegos de niños, con tanto énfasis como los peques, aunque quizás la honrilla de ganar era como más necesaria, jajajaja.

Esta fiesta tuvo su comienzo con la redenominación e incorporación de la Virgen rebautizada como del Recuerdo a ese lugar, allá por el año 1963, se dice que es una talla valiosa y en principio su nombre era la Virgen del Rosario, después Nuestra Señora de los Tomases. Esta festividad perduró hasta los primeros años de los 90. Este es el segundo año que se celebra en la actualidad; todos los vecinos colaboran de manera increíble, pocas veces he visto tanto interés. Tiene ayudas de varias juntas vecinales y del ayuntamiento del que dependemos.

Tienen un amor propio envidiable, fuerza y ganas, con tan solo el logro de sacar adelante una fiesta que une, que se hace en familia y colectividad. Sería deseable mentarlos a todos, pero es seguro que necesitaría varios folios para enumerarlos. Adelante y enhorabuena. La fiesta ya se anunció desde el día antes con cohetería abundante.

Bajo la carpa comunitaria, que se instaló por algunos de los vecinos a las cinco de la mañana más o menos, el bar de la comisión con precios congelados en el tiempo, colocación de la carpa para comer protegidos de las posibles inclemencias, mesas, coordinar la colocación de las pequeñas atracciones, el generador de electricidad, hacer que el agua corriese para la higiene necesaria de la “cantina” móvil, de las manos y algún otro uso necesario. Por cierto la cantidad de aparcamiento que los vecinos cedieron con sus prados, era muy espacioso, creo que en ninguna festividad del entorno, he visto tantas plazas para los automóviles.

Estas personas que tanto madrugaron observaron en ese casi amanecer, la estación espacial que también se ve en el atardecer reflejado por el sol en el ocaso, cosa que admiró a estas gentes. Esta nave puede tener las dimensiones de tres campos de fútbol. Se debía a la claridad del día que aún en la atardecida, era el mejor y más limpio día de este verano, el cual nos ha sorprendido por sus caprichosos cambios de tiempo.

Merece la pena subir, tan solo por admirar el paisaje de aquel alto llamado El Hoyo, que será uno de los más elevados del ayuntamiento; desde allí se divisa prácticamente toda la zona. Las dos rías de Pombo y Rubín, el puerto y playas de San Vicente, sus dos puentes, los Picos de Europa, el Cabo Oyambre, Santillán, Boria, Gandarilla que vista la elevación desde este lado, parece tener forma de visera, por el lado del Hoyo está cubierta de prados verdes, sin embargo lo que da al pueblo es la roca al descubierto. Abanillas, Serdio, El Barcenal, (Por cierto único pueblo sin alcalde pedáneo, por tanto es gestionado desde el mismo San Vicente), algo de Labarces, Prellezo, Serdio, Abaño, Lamadrid, La Revilla, Los Llaos, Gerra, Cóbreces, Comillas, parte del Tejo, Hortigal, La Florida, el llano de Pechón; en la madrugada o por la noche se vislumbran las luces de Roiz.

En este entorno que nadie supo explicar el porque de su nombre ”El Hoyo”, ya que se encuentra en el lugar más alto, una hipótesis podría ser que una vez arriba, todo en derredor son pendientes, lo que dariámos en llamar un hoyo, rodeado por montañas o elevaciones, es curioso. Tiene varias zonas que tiene nombre propio: Tarritón, Cagigal, Joyu Mijares, Joyu de abajo, Joyu de arriba, Milla, Piedra Hita, Casa Cayo, Llan de la Casa y los Tomases, que ahora se ha convertido en el cementerio pero que entonces juntaban en uno, las escuelas, la iglesia y el camposanto. La primera casa dicen que fue la del Joyu de arriba. Espero haberlos reflejado todos y bien escritos, en todo caso pido disculpas de antemano. En tiempos me dicen era una plantación extensa de robles, iba de una punta a otra, se dice que en este frondoso cajigal, no penetraba la luz del sol. Ahora se está intentando repoblar en parte, andando el tiempo es posible conseguir algunos hermosos ejemplares de árboles autóctonos.

Me refirieron una curiosidad con cierta picardía, personas que por allí vivieron hace montones de años. Siete familias que tenían aproximadamente setenta hijos, tampoco saben si contaron bien, ellos eran chicos de aquella. Entre sonrisas y ojillos brillantes, comentaban con cierto sarcasmo que entonces carecían de luz, televisión, radio, fútbol, lecturas..., ¡pero ojo, que trabajaban de sol a sol!.

Aparte de todas estas carencias, creo que el problema mas grande que tenían en aquellos tiempos era la falta de agua corriente, ya que el transporte era difícil hasta las casas y quizás se proveían del agua de la lluvia, con aljibes preparados para recogerla y almacenarla.

¡Cuánto se caminaba entonces!, kilómetros de campo o monte a través, para ir a un trabajo determinado, al que llegaban ya casi cansados. Luego regresaban de nuevo a pie, al llegar al hogar quizá quedaba trabajo con el ganado o la siega, algo que sembrar o regar a calderadas, esto lo hacían metiendo la palma de la mano y salpicando pequeñas porciones de agua en la huerta. El ordeño, la recolección de algún producto como las panojas del maíz. Quizás habían de cargar con la hierba segada hasta la cuadra desde el prado, otra caminata pero esta vez cargado o puede que debieran ir a recoger de la casa de algún vecino, instrumentos de labranza que prestaban o que ellos cedían, lo trasportaban a veces con su propio esfuerzo y todo ello después de una jornada de trabajo en la mina, en la ría, cargando barcos de arena o talando en los montes.

Las mujeres solían quedarse con los chiquillos, las tierras de labranza, el ganado. Es posible que alguna de ellas además de lavar su ropa a mano, también lo hicieran para alguna persona que pudiera costearlo y ganar así algún dinero. Mantenían la casa aseada, los hijos, la comida, el ordeño a las dos horas, de mañana y tarde, la economía de la casa; también se encargaban de secar y preparar la hierba, para hacinarla con el marido a la vuelta de su trabajo, la siembra de los productos vegetales necesarios para el sustento, y otra porción de labores incontables.

De todas maneras yo sé que las gentes de estas tierras tienen una fuerza física envidiable, bien es cierto que lo pagan con desgastes de sus huesos y músculos que les llevan a padecer fuertes dolores y algunas deformaciones óseas. Han sido personas que quizás no tengan parangón, aunque también es de desear que esos esfuerzos y trabajos de antaño, pasen a los anales de la historia.

Pero la fiesta sigue y las sorpresas para mí también. En un momento dado alguien dijo: "A maquillarse", entonces se perdieron detrás de uno de los dos hinchables, niños y grandes. Una de esas atracciones traíe incluido, pintar las caras con las imágenes más dispares, parecía una vuelta al carnaval. Los niños decían, yo quiero de hada, y yo de mariposa, yo quiero… ah ya se, de pirata. Otro muy triste decía yo no se…, pero la maquilladora enseguida le adornó su cara imitando los rasgos de un tigre. Los niños primero temerosos, luego ilusionados, al final contentos y felices del efecto artístico reflejados en un espejo, que la maquilladora tenía allí exprofeso, la felicidad inundaba sus caras al verse, ¡estaban radiantes!. Pero no sólo eran pequeños, algunos mayores estaban guardando fila como los demás, aunque bien es cierto que dejaban pasar antes a los jovencitos impacientes.

Allí estaba una muchacha de mi edad, jejeje, con su risa y sonrisa impenitente, está expresión enmarcada por unos labios, que para si quisieran esos personajes dedicados a vivir de su imagen, se que además han de operarse para conseguirlos, mientras que los de ella son naturales. ¡Que persona!, siempre jovial, carácter agradable y comunicativa; las conversaciones con ella son interesantes, instructivas, tiene además facilidad de palabra y un extenso vocabulario que administra divinamente. Lectora importante, me dijo que tiene menos tiempo para este placer ahora y que pretende de nuevo buscar algunos momentos para retomarlo.

Mientras tanto participa en este acontecimiento festivo, aportando también su esfuerzo, en este caso decía entre sonrisas que al hinchable no subía, pero que pintarse sí, esto adornado de nuevo con una alegre carcajada, los familiares, amigos y comisión de la fiesta, les tomaban instantáneas por doquier.

Llegó la hora de los juegos, es increíble el afán de divertirse, fuera normas y edades. Se metieron a las atracciones de aire, desde unos dieciséis años hasta un señor de sesenta y seis, disfrutaban como locos, risas, gritos, bromas. Lo que si quedaba claro, en estos, es que el esfuerzo era mayor que el de los niños, su sudor y sonrojamiento les delataba, aunque es cierto que su disfrute era en más grato, ¡son la monda!.

Se jugó al “marru”, tiro de cuerda, carreras de sacos, reventar globos entre parejas de participantes, tan solo con la presión entre ambos, en categorias de mayores y críos. Los grandes tenían como esa necesidad de vencer, a pesar que el premio, tanto para los chicos como para ellos era un refresco. Hasta tal punto que en alguno de esos juegos, vi salir por los aires a una de mis “hijas postizas”, llegó la primera pero dejó atrás en el vuelo, el saco, parte del pantalón y algún trozo de piel con el posible rasponazo, ella también colaboradora incansable del renacimiento de esta fiesta. Que conste que hubo más personajes volantes, creo que al día siguiente notarían las magulladuras. Los costales o sacos a las personas adultas, malamente les llegaba por las ingles, era una imagen inolvidable, de veras, jajaja.

Se rieron hasta decir basta, el público más, las familias tomando imágenes del evento, el ambiente era pacifico y distendido, el lugar envidiable, vistas, día buenísimo, aire, música. La verdad es que el grupo musical, estaban tocando, pero tan solo acompañaban, porque todo el mundo estaba a los divertimentos, no obstante yo si que prestaba atención. Recordaba tiempos atrás, donde esta romería era de tarde hasta la anochecida nada más, eso que iba a suceder también hoy, conseguí estar casi en la gloria, si hubiera encontrado a alguien libre, me lo hubiese llevado a bailar. Además se haría mejor porque arreglaron la placita con losetas, de esta manera sería mucho más fácil bailotear que el año pasado.

¡ENHORABUENA GENTES DE LA FIESTA DEL RECUERDO!

Que pena irse de allí, el día seguía claro, limpio, el mejor con diferencia de los anteriores meses del estío, corría una ligera brisa, que era una buena aliada para aligerar el calor y el esfuerzo de tanta actividad que se desplegó en esta celebración. Merece la pena acudir el año que viene y complacerse con todas estas vivencias desde la mañana, es posible que la próxima vez, intente subir con mi amiga Jane.

Me gustaría que para entonces Uve, te acerques por estos sitios para recrearte en primera persona, seguro que será una grata experiencia, es innecesario darse a conocer si así lo deseas. Abrazos intensos, tanto como la tarde que viví en ese lugar, “El Hoyo”.

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
San Vte. de la Barquera
Agosto de 2009

2 comentarios:

FLOR dijo...

ERES GENIAL,NUNCA ME CANSARE DE LEERTE,BESITOS.

Anonymous dijo...

Lines,

Leerte ya es casi una adiccion!
me encanta como describes, y lo mejor..enganchas fácilmente al lector.

Aqui..siguiendo la huella de tus letras.
Besos
V