viernes, 31 de julio de 2009

¡BIEN POR LA GUARDIA CIVIL!

Ocurrió hace tres horas. Tan poco tiempo hace, que nadie sabe todavía muy bien si iniciaban su servicio, si regresaban, o pasaban por allí. Los que lo sabían muy bien, eran ellos, los asesinos, los cobardes. Los asesinos sintieron placer y regodeo en eso, en masacrarlos.

De repente, dos jóvenes pletóricos de ilusiones, llenos de vida y de proyectos cuyo trabajo consistía en velar por la seguridad de los ciudadanos, fueron bestialmente asesinados por el capricho de unos locos. Como quien juega a la ruleta rusa, pero claro, con la vida de otro, no con la de ellos mismos. Ahora estarán expectantes a enterarse cual fue su caza: ¿un chico y una chica?, ¿dos muchachos solteros, o dos padres de familia?... No, fueron simplemente dos héroes, dos víctimas inocentes de unas mentes corrompidas por el odio contra la gente decente. Ahora mismo, Palmanova está de luto. España entera está de luto, y ello, sólo por el capricho de dos o cuatro mentes retorcidas.

Esto ocurrió cuando aún no se habían secado las lágrimas vertidas ayer en Burgos por las familias que perdieron todo cuanto tenían. Familias a las que por intentar consolarlas un poco, decimos, dar gracias a Dios que salvasteis la vida. Si, la salvaron, ¡pero a que precio!.

Yo no entiendo de política, ni de autodeterminaciones, ni de separatismos, ni de tantos y tantos títulos y siglas con que a diario llenan los periódicos, porque yo nací para vivir en paz con el mundo entero. Tengo, como creo tenga más o menos todo el mundo, mis ideas y mis convencimientos, y digo convencimientos, porque estoy convencido mientras no advierta mi equivoco, aún cuando no esté en lo cierto. No hago apología de nada, ni trato de traer a nadie a mi camino. Cada cual ha de saber lo que le conviene y obrar en consecuencia. Pero pienso que nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a imponer su criterio por la fuerza.

Conozco a la Guardia Civil desde tiempos tan lejanos que se pierden entre la bruma de los años pasados. Cuando patrullaban las parejas a caballo, erguidos bajo sus capas verdes y negros tricornios, uno a cada lado de las carretera. Mas tarde, por razones de trabajo los traté con frecuencia muy de cerca, y mi conclusión al respecto es que como institución, es de lo más serio y decente que tenemos en España. Habrá, como no ha de haber un garbanzo negro, si siempre le hubo aún entre la familias de más alta alcurnia. Pero amigo, ante la Guardia Civil, hay que quitarse el sombrero.

Por eso no comprendo como esos desalmados, con el único fin hacerse notar, siembran el terror segando las vidas de personas decentes. No entiendo por qué precisamente, para dar rienda suelta a toda la maldad y odio que llevan dentro, han de elegir a la Guardia Civil, a no ser por eso, porque son sus más auténticos antagonistas.

Estoy con la Guardia Civil. ¡Bien por la Guardia Civil!

Jesús González González ©
Julio 2009

1 comentario:

Nieves dijo...

Jesús,acabo de leer el texto que le dedicas a la Guardia Civil, me siento identificada en su totalidad.

Refleja mucho cariño por tu parte, tu si que sabes realmente el trabajo que realizan, aunque siempre nos quedamos con la parte negativa "las multas".

Un beso muy fuerte para estas familias en estos momentos tan duros, solo ellos puden hablar de tristeza y de dolor.

Mis felicitaciones a la Guardia Civil y que siga en su labor de acabar con estos asesinos a sueldo.

Un saludo.
Nieves