sábado, 8 de noviembre de 2014

LA DEPRESIÓN DE LOS ANIMALES


            Leo pocas veces los periódicos, y cuando lo hago, siempre es esperando que publiquen la lista de los políticos honrados. Como nadie se atreve a hacerlo, por aquello de que a lo peor se equivoca, me detengo más bien en las noticias locales, y te juro que incluso aquí, leo cosas que me dejan perplejo.



            Esta semana leí que Torrelavega es la primera ciudad de nuestra autonomía, que va a prohibir la actuación en su suelo, de circos que lleven animales en su elenco. Si no lo interpreté mal, (que todo pudiera ser cuando a uno se le van estropeando las neuronas), en un pleno, o no pleno del todo,  del ayuntamiento, el presidente de no sé qué asociación benefactora de nuestra fauna, pidió esto a los representantes de los ciudadanos torrelaveguenses,  y lo aprobaron por unanimidad.



            El citado presidente, según el periódico que yo leí, empezó su disertación aludiendo a una cita de Mahatma Gandhi, (aquél  pacífico y gran pensador hinduista indio, que siempre se sentaba en el suelo con las piernas cruzadas, y que hablaba a todo el mundo con una sonrisa en la boca, y otra sonrisa llena de paz en sus ojos  menudos  protegidos con unas gafas metálicas de cristales redondos). ¿Le recuerdas?



            Pues por lo visto,  mejor dicho, por lo leído, aquél político pacífico y honrado, a quien ningún otro político se atrevió a imitar, por más admirado que  éste fuera  por el mundo entero, dijo estas frases: “El progreso moral de una sociedad, se mide por el trato que da a los animales”.  Y con esto, estoy totalmente de acuerdo.



             Pero seguí leyendo y… (creo, siempre según mi modesta y corta forma de pensar, que aquí, al disertador “se le pasó el carro delante de los bueyes” como decíamos en mi pueblo, o que “se le fue el pis fuera del orinal”, como dicen en otros muchos). Dijo que todos los animales en cautividad, sufren físicamente, especialmente los amaestrados, porque aprenden sus cometidos a base de castigos.  Y para darle más énfasis  a su disertación, aseguró que  aún era peor que todo eso,  el sufrimiento psíquico de estos animales amaestrados.



            De repente yo me pregunté si alguna vez había visto un animal depresivo, sentado en un rincón con ganas de llorar constantemente,  o de subirse a un rascacielos para tirarse desde el ático a la calle… ¡Vamos, hombre…!  Una cosa es maltratar a los animales, y otra muy distinta es educarlos con un fin determinado. Según él, ni caballos en un circo,  ni perros para guiar a un ciego, ni para buscar el alijo de droga que pueda hacer de su hijo un zombi.  No sé mucho de amaestramiento de animales, pero tengo entendido, que en lugar de castigo, cada vez que hacen bien una cosa, se les premia con una golosina. Pienso que si hay animales cuidados y queridos, estos son los animales educados, amaestrados, disciplinados, o como quieras llamarle a la cosa.



            Si los hombres, por miedo al castigo físico, y al sufrimiento psíquico  no hubiéramos aceptado ser educados para luego educar, todavía estaríamos  dando ladridos a las puertas de las Cuevas de Altamira. ¿No está encerrado un niño en contra de su voluntad primero en una guardería y luego en una escuela de primaria?  ¿No le corriges lo que tu consideras defecto, incluso con un pequeño azote en el culo,  cuando los hombres normales, (no  maltratadores), lo consideran necesario?  ¿ Y es que no sientes  más cariño por un hijo que por el animal más hermoso del mundo?



            De todas formas, ya lo dije al principio: es mi forma de pensar.  Yo soy una sola persona,  y por añadidura, chapado a la antigua.  El pleno del ayuntamiento de Torrelavega, son muchos, y con una mente al menos, mucho más fresca… ¡Vete tú a ver!

              Jesús González ©

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