Leo
pocas veces los periódicos, y cuando lo hago, siempre es esperando que
publiquen la lista de los políticos honrados. Como nadie se atreve a hacerlo,
por aquello de que a lo peor se equivoca, me detengo más bien en las noticias
locales, y te juro que incluso aquí, leo cosas que me dejan perplejo.
Esta
semana leí que Torrelavega es la primera ciudad de nuestra autonomía, que va a
prohibir la actuación en su suelo, de circos que lleven animales en su elenco.
Si no lo interpreté mal, (que todo pudiera ser cuando a uno se le van
estropeando las neuronas), en un pleno, o no pleno del todo, del ayuntamiento, el presidente de no sé qué
asociación benefactora de nuestra fauna, pidió esto a los representantes de los
ciudadanos torrelaveguenses, y lo
aprobaron por unanimidad.
El
citado presidente, según el periódico que yo leí, empezó su disertación
aludiendo a una cita de Mahatma Gandhi, (aquél
pacífico y gran pensador hinduista indio, que siempre se sentaba en el
suelo con las piernas cruzadas, y que hablaba a todo el mundo con una sonrisa
en la boca, y otra sonrisa llena de paz en sus ojos menudos
protegidos con unas gafas metálicas de cristales redondos). ¿Le
recuerdas?
Pues
por lo visto, mejor dicho, por lo leído,
aquél político pacífico y honrado, a quien ningún otro político se atrevió a
imitar, por más admirado que éste fuera por el mundo entero, dijo estas frases: “El
progreso moral de una sociedad, se mide por el trato que da a los animales”. Y con esto, estoy totalmente de acuerdo.
Pero seguí leyendo y… (creo, siempre según mi
modesta y corta forma de pensar, que aquí, al disertador “se le pasó el carro
delante de los bueyes” como decíamos en mi pueblo, o que “se le fue el pis
fuera del orinal”, como dicen en otros muchos). Dijo que todos los animales en
cautividad, sufren físicamente, especialmente los amaestrados, porque aprenden
sus cometidos a base de castigos. Y para
darle más énfasis a su disertación,
aseguró que aún era peor que todo eso, el sufrimiento psíquico de estos animales
amaestrados.
De
repente yo me pregunté si alguna vez había visto un animal depresivo, sentado
en un rincón con ganas de llorar constantemente, o de subirse a un rascacielos para tirarse
desde el ático a la calle… ¡Vamos, hombre…!
Una cosa es maltratar a los animales, y otra muy distinta es educarlos
con un fin determinado. Según él, ni caballos en un circo, ni perros para guiar a un ciego, ni para
buscar el alijo de droga que pueda hacer de su hijo un zombi. No sé mucho de amaestramiento de animales,
pero tengo entendido, que en lugar de castigo, cada vez que hacen bien una
cosa, se les premia con una golosina. Pienso que si hay animales cuidados y
queridos, estos son los animales
educados, amaestrados, disciplinados, o como quieras llamarle a la cosa.
Si
los hombres, por miedo al castigo físico, y al sufrimiento psíquico no hubiéramos aceptado ser educados para luego
educar, todavía estaríamos dando
ladridos a las puertas de las Cuevas de Altamira. ¿No está encerrado un niño en
contra de su voluntad primero en una guardería y luego en una escuela de
primaria? ¿No le corriges lo que tu
consideras defecto, incluso con un pequeño azote en el culo, cuando los hombres normales, (no maltratadores), lo consideran necesario? ¿ Y es que no sientes más cariño por un hijo que por el animal más
hermoso del mundo?
De
todas formas, ya lo dije al principio: es mi forma de pensar. Yo soy una sola persona, y por añadidura, chapado a la antigua. El pleno del ayuntamiento de Torrelavega, son
muchos, y con una mente al menos, mucho más fresca… ¡Vete tú a ver!
Jesús González ©
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