Estaba
así, con el ordenador abierto y pensando en las Quimbambas, cuando… Pero no.
No estaba pensando en las Quimbambas. Al escribirlo, me pregunté de repente que
eran las Quimbambas, lo miré en el diccionario, y dice que “sitio lejano e impreciso”. Yo quería decir que no
pensaba en nada. Por lo tanto tampoco
puedo escribir que pensaba en las Musarañas, porque estas son algo: una especie
de ratón de hocico puntiagudo… Yo tenía
la mente en blanco, esperando que la inspiración llegara como por arte de
magia, e insuflara en mi mente la idea del tema a escribir.
Y
la idea del tema me llegó en ese
momento a través del teléfono móvil.
Tengo un móvil primitivo, casi antediluviano. Como el que pudieran haber usado
Adán y Eva, si no fuera porque como los dos
estuvieron siempre juntos en el Paraíso, no le necesitaron. No tiene
acceso a Internet, ni puedo enviar “guasasees” de esos que manda la gente
joven, ni puedo hacer fotos, ni ná de
ná. Solo es eso, tele-fono.
Como
estoy sordo, tengo el timbre al máximo de potencia, y me dí cuenta de que
estaba sonando cuando vi que todo el mundo que está en la cafetería donde
escribo, me miró de repente.
Una
voz femenina me preguntó por mí mismo. “Si, si. Ese soy yo”. Me preguntó
también si estaba esperando para una operación de catarata, y me dieron ganas
de responderle que si no lo estuviera, tampoco ella tendría mi número de
teléfono para llamarme. Total, que
tampoco gastó mucha saliva en la notificación: “El día diez, a las diez de la
mañana, en ayunas, por el Hospital de Día”. Se lo hice repetir para confirmar
si lo entendí bien. Ella debió colgar, y yo cerré mi torpedo.
¡Pobre
ojo! Deja a ver lo que hacen con él.
Todo el mundo me dice que eso no es nada, pero yo sé que algo si es. Y la necesidad de operar la veo cada vez más,
porque cada vez veo menos. ¿Ves que incongruencia más graciosa?
Por
los pelos puedo ir el día siete al “V Encuentro de los Clubes de Lectura” al
Palacio de Festivales en Santander. Es este sábado día 7 de Junio… ¡Ay, coño!
Pero igual no puedo ir a San Antonio en el Monte Corona el día 13… ¡Tendría
perendengues!
Jesús González ©
2 comentarios:
Ánimo, Jesús. Tengo una sobrina que es oftalmóloga y asegura que, hoy día, una operación de cataratas no es más seria que una visita al dentista. Lo que pasa es que nos da más grima.
Un abrazo y nos "vemos" pronto.
Gracias Pedro. De momento todo salió bien.
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