domingo, 16 de marzo de 2014

Vergüenza sin límites





Amigos del Club de Lectura: si queréis dormir esta noche, no sigáis mirando. 

Hoy iba a enviar otro escrito, pero casualmente me he tropezado con esta fotografía y no puedo sino enviárosla para, (perdonadme por esto), que se os revuelva la conciencia como se me ha revuelto a mí. Es la cosa más espantosa que he visto en mi vida. El niño africano está a punto de morir de hambre. El buitre espera su momento. 

Este escrito es así de corto. No puedo ni ver las teclas de cómo me han quedado los ojos. ¡Qué vergüenza pertenecer a esta raza!

                                   José-Pedro Cladera ©

2 comentarios:

Jesús dijo...

Conocía la foto, Pedro. Me impresionó tanto como a tí, pero al poco rato me olvidé de ella. Es lo malo que tenemos la mayor parte de los humanos, que esperamos a que sean otros los que hagan un mundo mejor. Y los que pueden hacerlo, como viven mucho mejor que nosotros, son incapaces de cambiarle por miedo a que se inviertan los papeles. Así somos de mala gente

Pedro dijo...

Y entre ellos también hay verdaderos hijos de su madre. Supongo que sabrás que la mayoría de la ayuda internacional que se les manda nunca les llega, porque los dictatorzuelos se la apropian y la venden barata a quienes pueden pagarla. Así, ellos más ricos y los demás que se las arreglen. Una maravilla, vaya.