domingo, 3 de noviembre de 2013

CASTILLO DE LA VIDA



(Foto Nieves Reigadas)

Desde los muros más vastos
ya en la aspillera me asomo,
que he logrado piedra a piedra
hacerme un hueco a las luces
y al aire de los nordestes.
Dejé al azar una esquina
cubriendo alguna belleza
para gozar fantasías…

Mis viejos muros se quejan
porque hería sus costados,
mas, luego reconocieron
que con los ojos abiertos,
gozan en su atalaya
de la iglesia, las dos rías
por donde pasan los puentes,
del puerto con los pesqueros,
del oro de las arenas
con remeros y gaviotas
y del cosmos, sol y luna
que lucen mis torreones.

Y sin embargo, los hombres,
pagarán en mis fronteras
pleitesía de muralla,
y al pasar las cinco puertas
me admirarán con baladas.
Vivo en la Peña, tan alto,
que casi toco las nubes
y de banderas me visto
a diario y, en las fiestas,
ardo en pólvora y colores
y en navidad hago arriendo
de mi pared a un lucero. 

Soy un castillo vetusto
de apellidos y de nobles,
vigía y, en ocasiones,
fui batalla y gran despensa
y ruina por abandono.
Ahora, estoy muy compuesto,
soy sala de exposiciones,
un museo y la atalaya
que admiran los peregrinos,
y en candilejas de teatro
que narran quien soy a todos:

Castillo del Rey, ¡Vive Dios!  

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
30-X-2013

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