“Surte la vida de besos
matizados de colores,
e incluso, puede cederlos
brillantes como los soles”…
Llegaste, hacedor de besos,
a comenzar tus labores
de risa que rima en mimo
entre bailes y canciones.
Buen oficio, caballero,
el reparto de emociones
que colocan la alegría
y que aferran los candores.
Das tus besos nacarados
que repartes y recoges,
llegando a todos nosotros
los cumplidos con derroche.
Esta noche, generoso,
diste besos sin colores...
Equivocaste caminos
y en mis labios hubo un roce.
Rayo de Luna, supuse,
y con rapidez descoses
tus labios de aquellos míos
que sin frutos corresponden.
He de decir, no es pretexto,
que del beso, gentilhombre,
noté frescura y no frío,
limpio de luna en la noche.
Fue ese beso nacarado,
nunca un antes ni tan noble,
y vi sorpresa en tu cara.
A ambos hizo rubores.
Yo supe que nuestra luna
hace besos en la noche,
en los labios de un amigo
y en otros… si corresponde.
“Hay un beso blanco y puro
que está lleno de valores,
y de la luna venía:
Sultán de mil y una noche”.
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
4-VIII-2013
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