Azúcar y canela en rama,
Celia, que la “Salsa” agita
en un baile que enamora
y que nunca se marchita.
Su corazón late en fiesta
con alegría y canciones,
sus zapatos en el aire
y en su cadera pasiones
que enmarcan todo ese cuerpo
de cubanita y de sones.
El movimiento de Cuba
está camino del cielo
porque baila como un ángel
y es el Caribe su anhelo,
que Celia Cruz por su baile
hízose maestra y celo.
Sigue cantando, la oigo,
al son de guaracha y salsa
y se mueve por las venas
de “Azúcar”, siendo mi balsa,
y escapo al paso bailando
a un mar de gozo y rebalsa.
La sonsera de un octubre,
que así nació a la leyenda,
de los cubanos lucero
y en cada Cuba una ofrenda;
del mundo es ciudadana
y de la música, hacienda…
Las maracas enmudecen
al faltarles el detalle
de la música puntera
y el salero… de su talle.
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
16-VII-2013
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