viernes, 12 de julio de 2013

LAS OTRAS MAJAS DE GOYA



(Me propusieron que pusiera a Goya en un aprieto sobre las Majas.)



Goya halló a la dama en ascuas
con un pose de hidalguía,
retiró su hoja de parra
y la pintó desvestida...

El pintor se apresura,
ya que la dama existía,
no era un sueño ni pintura
que era de carne muy viva. 

Comenzó de una ojeada.
Dejó la boca teñida
de frambuesas, y en goyesca,
la trenza oscura y lucida. 

Los ojos que le miraban
 de un verde-azul relucían
y en sus pestañas, muy largas,
cielos y mares prendidas. 

Observó pómulos claros,
orejas muy pequeñitas
y en cada una de ellas
un arete con perlitas. 

Los hombros eran rosados,
sus brazos, una delicia,
y en los dedos de las manos
portaba algunas sortijas. 

Pasó pronto a sus caderas,
a las piernas y rodillas
después de anotar los pechos
que turgentes se confirman. 

En los pies ya descalzados
de largas punteras y hebillas,
se distinguen los tobillos
que la hicieron bailarina. 

Mas, todo muere al instante
cuando pisó la colilla,
la bella se forjó en volcán
y…, la pintará vestida.  

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
12-VII-2013

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