lunes, 29 de abril de 2013

MENORCA



 

   Acabo de conocer la Isla de Menorca y con una suerte bárbara que hemos tenido todos los que hemos ido de S. Vte.de la Barquera. Tuvimos unos días maravillosos de sol, solo se fastidió el último. Lo digo a tenor del tiempo que tenemos ahora en toda España incluida esa parte, que parece que estemos en invierno otra vez, rozando el mes de mayo.

Es una isla  muy verde, no en vano tiene muchos pastos y muchas vacas para formar el famoso queso de Mahón. Como es una isla ventosa. (Isla del mar-viento-piedra), está toda ella de cuadrículas para proteger la tierra con muretes bajos de “piedra-seca”. Una finca se divide en “tancas”. En los sitios más resguardados aprovechan para cultivar algo de huerto.

También la llaman o llamaban La Isla de la Luz, por los muchos “Talaiot” que son montículos de piedra sobre los cuales hacían fogatas que se iban corriendo por toda la isla cuando se acercaba un barco desconocido. Así si venía con aviesas intenciones, daba media vuelta, ya que toda la isla estaba avisada.

Los caballos son otro símbolo de la Isla. Todos hemos visto alguna vez por TV. lo atractivas que son las Fiestas de Ciudadela. Pues por lo visto, no hay fiesta que se precie sin ellos. Son unos caballos preciosos, negros y brillantes.  Vimos muchos pastando.

Hicimos varias excursiones, conociendo lo principal de esta isla pequeña pero acogedora, partida en dos por una buena carretera que une Mahón con Ciudadela, antigua capital, con edificios más señoriales de piedra y Sede del Ovispado. Nos enseñaron una capilla de un Cristo muy famoso “El Cristo de Ciudadela” por sus varias exudaciones a la vista de todos. Lo rezamos y besamos.

Mahón, es la ciudad moderna, comercial, y con un puerto impresionantemente maravilloso, con sus seis kilómetros, todo natural. Nos dieron la vuelta completa por los dos lados en un Catamarán moderno, desde el que se podía ver el fondo marino, pero no nos lo enseñaron, ya que el agua estaba un poco revuelta con mar de fondo. Pero vimos la fortaleza de La Mola, a la entrada del puerto. Donde se usó, para retener en cuarentena a todos los que venían a la isla si traían alguna enfermedad, y como cárcel.

En otra, era Mahón y sus Miradores, nos vimos todo el Casco Antiguo, sus Iglesias de San Francisco (donde se casó una amiga mía que es de allí). Pude llamar al timbre de su familia, ya que pasamos por delante de su casa, conocerlos y darlos un beso en cinco minutos. La iglesia de Sta. María con su órgano fastuoso, y toda la historia que nos contaron sobre él.

También conocimos El Toro, que es la cumbre de la montaña más alta, y desde allí se divisaba toda la Isla. Como hacía muy bueno, fue un espectáculo grandioso.

Otro sitio espectacular fue “Coves d`en Xoroi”. Oradada en un acantilado impresionante, con muchas escaleras que bajar con su consiguiente leyenda. Hoy es una cafetería y en verano sala de fiestas. Nos dieron una “Pomada” que es así como llaman a la bebida de tres partes de limonada con una de ginebra, hecha allí desde tiempos de los ingleses.

Muy original la réplica de un pueblo de pescadores, casi en miniatura, donde sus calles son de cincuenta centímetros, sus tejados pintados de blanco. Son de veraneo, los muebles son de mampostería, y lo único que pudieron meter grande fueron los colchones. Se llama BENIBECA.

El tiempo que quedó libre lo empleamos en bajar a la playa por unos jardines desde el hotel hasta la misma arena, o en las piscinas de tan grande complejo hotelero preparado sobre todo para familias en verano con niños, En sus instalaciones, había un tobogán enorme de colores con otra piscina. Otra preciosa infantil, juegos, Parque etc…

La playa era recoleta; una cala en forma de concha bastante grande. Estábamos en la zona norte. Arenal d`es Castell, con buenas urbanizaciones alrededor y buenos chalets, pero ahora por supuesto casi todo cerrado.

Me quedé con ganas de conocer Fornell, un pueblo pesquero por lo visto precioso, y famoso por sus Calderetas de Langosta.

Quiero tener un recuerdo especial para los guías de las excursiones. Unos grandes profesionales, que no paraban de contar la historia ( Que si ingleses, que si franceses, que si Nelson, que si bucaneros, que si fenicios…que si la historia de la mayonesa…, que si leyendas) amen de las explicaciones interesantes de cada sitio. Algo nos quedará en un cajoncito del cerebro. ¡Ah, sí!, tengo que mirar en Internet lo del Doctor Orfila, tan importante.

Chapó para Virginia, con su maravillosa forma de modular la voz. Silvana que no paró de hablar en cuatro horas a buen ritmo por todo Mahón y a José por CIiudadela y con sus chistes de vez en cuando para romper el ritmo.

¡Ya solo me queda Mallorca para conocer todas las ISLAS BALEARES!

  Mª Eulalia Delgado González © 
Abril 2013                                                                                    

No hay comentarios: