martes, 19 de marzo de 2013
PESCADORES Y SIRENAS
(A ellos)
El hombre que se acercaba
sobre la ola al rompiente
buscaba el poco refugio
de la luz incandescente.
Los riscos le estremecían,
sudaba en frío, demente.
Por su rostro recorrían
unas lágrimas saladas,
era el miedo, apostasía,
y el temor en solitario
que al hombre le estremecía.
Creyó ver a su sirena...
La mar que se alborotaba
le marea malherido,
sintió el abrazo del agua.
Perdió remos y equilibrio...
Le susurraba al oído,
le asfixiaba y le mecía.
Al fin halló a la sirena
en la muerte que le asía,
murió sabiéndola suya
a la vez de su agonía.
"Maldito seas Neptuno,
pues a mi pertenecía,
y ríes contra las rocas
pues a mi no me quería".
Entre el faro y los escollos
la carcajada se oía.
Nada por ti, nada tienes
es del marino sin vida.
"Neptuno, conmigo pierdes
aunque también me aniquilas.
Gruñe Neptuno en tu carro
que no fue tuya... ni mía".
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
19-III-2013
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