Andrea lleva diez días guiñándome el ojo. A todas horas. Y uno no es de piedra. En la próxima ocasión se lo escribo para que luego no proteste y me diga que si hago lo que quiero, que si no doy pie con bola, que si me equivoco, que si me caliento, etc.
- Mamá, al ordenador le pasa algo raro, ahúma, pega silbidos y solo se ve el cursor intermitente.
- Andrea, apaga ese trasto y ven a ponerte la pomada en el ojo. ¡Hay que ver lo que te dura la inflamación de la picadura del mosquito!
Ángeles Sánchez Gandarillas ©
21-XI-2012
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