sábado, 6 de octubre de 2012

OTRO OTOÑO


Hola amigo.

Me has escrito de tu estado, un poco triste, un poco extraño y me dices que el culpable es el otoño...

Verás, en cada cambio de estación hay respuestas físicas, es posible que necesites un complemento vitamínico a base de frutas y verduras.

Aunque, también tenemos aprendido sentencias ancestrales. ¡Qué si el otoño es una época triste, que si nos lleva hacia el frío, que si los días se acortan, que si las hojas se caen!...

A ver, me pregunto yo, ¿las hojas se caen?, vale, porque es la hora de que los árboles caducos hagan nudismo arbóreo; por cierto que es una visión preciosa tras haberse coloreado con los más preciosos matices del universo y de los reflejos irisados de las aguas de los ríos. Sus troncos desnudos muestran sombras y posturas sugerentes, o simplemente, observar entre ramas y cortezas que reverdecen allí musgos, allá las setas -color canela- y turgentes, y en esas ramas alargadas a los cielos, comprobar algunos bultos que denota el crecimiento.

Esa desnudez tiene ventajas porque aclaran los días al carecer de las frondosas copas, pudiéndose distinguir claramente el sol y las nubes en tonalidades sorprendentes, y en la noche, deja ver una pléyade estrellada, los planetas, a Selene y hasta los "buenos pensamientos”...

Los atardeceres otoñales son extremadamente largos; podremos sentirnos tan románticos como queramos en esos ocasos interminables, parecen comenzar a partir de la tres de la tarde.

La observación de la mar presenta su mejor imagen de día y de noche. En la fase de luna llena las mareas vivas parecen querer desbordarse en esta tierra para quedarse a disfrutar, precisamente, de este otoño que a ti te entristece... Impresiona ver entrar el agua a nuestras calles, parece una lengua gigantesca y temblorosa que quisiera comulgarnos, que quisiera hacerse dueña y acariciar nuestros parques y praderas, a pesar de interponerle impedimentos a su paso... ¡Qué poderosa y qué belleza!

¿Te fijaste en el reflejo de los astros en los mares, en los ríos, charcos y en algunos ventanales? Se duplican todos ellos. Si lo piensas, significa que hay dos mundos tan iguales que asustaría elegirlos... Yo me quedo con los dos, nadie dijo lo contrario.

¿Te enteraste que veremos dos eclipses y dos pares de planetas que relumbran y se confunden con estrellas? Los eclipses serán visibles en noviembre y los planetas, Venus, Júpiter, Saturno y el rojo Marte, se verán muy claramente. Nos haremos propietarios de un particular momento y de un inmenso planetario en lo oscuro y en silencio.

¿Has notado que el viento sur nos acompaña en los otoños? Pues además de acomodar nuestros cansancios, limpia el aire y podemos admirar con claridad los paisajes más lejanos por el día, y las estrellas más distantes en las sombras de la noche. ¿No has notado que las apartadas casas, arboledas y montañas que en verano parecían tan borrosas, son ahora más visibles y distingues sus colores?  

Es verdad que ya hace frío en las tardes y en las mañanas, no lo niego, y que el relente se hace dueño poco a poco enfriando nuestros cuerpos. Tiene ese algo positivo si regresas del paseo de ese ocaso interminable, justifica el ampararse pronto en casa, caminando con amigos, o quizá, con un amor que se ha asomado a ese crepúsculo. Te conmina a cogerse de su brazo y percibir la templanza de su cuerpo y aprovechar escalofríos placenteros y agradables... O, retener ese paseo y abrazarse en un instante inolvidable.

Más, si caminas solitario, abrigarte con tus ropas y entregarte a ese refugio, suspirar y decidir que tienes suerte de vivir en este mundo y esta época, antesala del presente, no de otra historia, sólo ese ahora, ni futuros ni pasados.

Al regreso al domicilio podrás ver el tintineo reluciente en las ventanas y donde acaba ese paseo, los reflejos en el agua de farolas que se extienden en estelas y fulgores terrenales; chimeneas humeantes, que aún existen, y ese olor a astillas secas o al cisco de carbones que sobró en la primavera...

¡Cómo huele a las castañas que se asan en el fuego, cómo huelen a comidas ancestrales!

En fin, ¿qué decirte del otoño si te has puesto esas gafas de madera –marca “Triste”- que te impide ver la hermosura de colores y matices?

Un abrazo amigo mío y, si hasta aquí tú has leído, es que tienes pronta cura. Aprovecha lo que puedas de este escrito, que no es un dogma, es muy sencillo simplemente, es “Otro otoño”.

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
5-X-2012

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