FANTASÍAS

Leyó versos que colmaron sus oídos
de la música de quien sabe de esos sones
y, de quien busca suavemente las miradas
que resbalen por su cuerpo,
quien proyecta los deseos en paredes
de un espacio sin ventanas...

Ya sabía de fantasmas y amoríos,
de esa vida en fantasía...
Más de pronto abrió una puerta
que sumió toda esa seda
en los fardos rebosantes de verdades.

Despertó de la entelequia
a la esencia de los bosques
y a los ríos naturales,
a la luna de la noche
y las nubes en el cielo, tan azules,
a ese sol que fascinaba y ensombrecía
los luceros anhelados.

Desnudó la fantasía,
no añoró jamás los sueños
ni erigió más paredes al encierro en el delirio,
ni a grilletes fantasmales
que apresaban los sentidos
en jardines embriagantes
de evasiones imposibles.
Esa fue su mejor suerte.
Y se movió la tierra entera
al encontrar lo que era suyo.

Abrazó a quien le quería
y sintió que sus caricias le elevaban
a luceros terrenales,
la esperanza, la ternura
y el susurro de un te quiero interminable...
 
Y volvió de fantasías que impedían el milagro
de sentir que él quería a quien le quiere,
que la vida no es perfecta
y las gentes no han cambiado.
Compartió todos los sueños,
ya que es cuerdo mantenerlos,
en el libro de la vida...

Si gozamos lo soñado, la fantasía,
¿se haría una costumbre
y antojara al sentimiento
recrear otra quimera?...

Ángeles Sánchez Gandarillas ©
5-X-2012