sábado, 18 de agosto de 2012

SERENIDAD


La sicóloga recomendó para la próxima consulta, que escribiera algo con relación a su futuro inmediato, quizá, seis meses, y pensara que se hubieran solucionado su situación de inquietud y que desde ese futuro, se reenviara una carta con un porvenir mejor.


El paciente contestó que vivía al segundo su presente y que el futuro, del que debiera escribir, le parecía un sueño. Nada que ver con su actual realidad. Había aprendido a dejar atrás los inconvenientes de manera activa, hasta tal punto, que rara vez recordaba los malos momentos. Si bien es verdad que los tenía más presentes desde hacía un par de meses, pues, la especialista, le había dado una lista donde debía apuntar lo inconveniente de su día a día.

Seguía pensando que era mucho más fácil olvidarlos, pues, su mochila de los malos momentos, pesaba menos y caminaba mejor, no obstante, también por ese mismo motivo, se dilató hasta hacer insostenible la situación de su presente.


Pero, escribió. Escribió, a pesar de que la respuesta que quería dar a ese futuro era simplemente: “Estar bien”.






FUTURO



Opté por verter confidencias al viento
que dormían sin paz en mi cielo embarrado.
Ya logré convertirlos en supuesta esperanza
o, en el sueño de un presente en futuro...


“Hoy me asomo de frente
y descubro mi todo,
del respeto y la vida,
del amor sin encierros,
de mi voz asustada
olvidada y sin metas,
y revivo en un verso...


La emoción me ha vestido de fiesta,
y se pliegan, ¡por fin!, tanta pena y el miedo
o, mudaron las antiguas tormentas
y ha nacido una brisa en mi cielo...
Hoy, que sería el mañana,
conseguí mis raíces y un suelo”...


Ángeles Sánchez Gandarillas ©
17-VIII-2012

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